
No descubro América si digo que el
barcelonismo está atravesando uno de sus momentos más
dulces de los últimos
10 años. La
Liga está en el saco a falta tan sólo de la confirmación matemática y el sueño de la
Champions cada vez parece menos descabellado. Mientras el mundo entero se rinde ante el
jogo bonito y efectivo del equipo de Rijkaard, al aficionado culé se le acaban los dedos de las manos para contar a sus ídolos.
Ronaldinho, Eto’o, Messi, Deco, Puyol, Márquez, Larsson y
Xavi son los favoritos de una plantilla que puede marcar historia, una plantilla que, como afirma el maestro
Perarnau (sexto artículo), podría en un futuro llegar a “ser de leyenda” como en su día lo fueron el
Ajax de Cruyff, el
Bayern de Beckenbauer o el
Milan de Sacchi y los tres holandeses.

Eso sí, no hay que olvidar que el fútbol es para los
ganadores y no para los perdedores. Es mejor jugar mal y ganar que jugar de maravilla y quedar en las crónicas como el subcampeón. Del segundo nadie se acuerda. No aparece ni en los museos ni en los anuarios. Los subcampeonatos (y ya no digo el caer en semifinales) sólo figura en la historia como un
recuerdo amargo del aficionado que padeció la derrota. ¿Por qué en todos los videojuegos de fútbol de los 90’ los cuatro mejores equipos eran
Italia, Argentina, Alemania y
Brasil? Pues porque eran los campeones de España 82’, México 86’, Italia 90’ y USA 94’. Ni más, ni menos. Ningún programador pensó en poner entre los elegidos a la
Holanda subcampeona del 74’ y del 78’. Era la ‘Naranja Mecánica’ que hizo babear a más de uno, de dos y de cien, pero en la historia ha quedado como una
selección derrotada, una ‘segundona’.

El
Barcelona no jugó bien en
San Siro. Es cierto que en la segunda parte bailó a un Milán tocado y hundido tanto psíquica como físicamente, pero a nivel global no fue superior al equipo de Ancelotti. Nadie duda de que el resultado justo hubiese sido un empate, pero en San Siro se tornaron los papeles y el Barcelona, sin hacer un partidazo de manual, acumula hoy todos los elogios. Para la vuelta del Camp Nou y la posible final el aficionado culé no debe pedir espectáculo. Hoy por hoy nos debe valer con un
0 a 0 en Barcelona y un
1 a 0 de penalti en París. El Barcelona ya ha demostrado sobradamente ser el mejor equipo europeo del momento. Ahora falta el sello, la foto con serpentinas azul y granas mientras Puyol levanta la Copa de la grandes orejas, el video de la locura culé con el
We are de Champions del maestro Freddy Mercury de fondo.
El estudiante ya ha demostrado que merece el 'Sobresaliente', pero la Copa de Europa no entiende de evaluaciones continuas. Para aprobar hay que pasar el
examen final. O sacas un 10 o sacas un 0. Y a estas alturas, si el equipo de Rijkaard debe copiar, pues se copia y punto.
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Foto 1: Ilustración del buen entendimiento actual grada-equipo.
Foto 2: La Naranja Mecánica que perdió dos Mundiales seguidos en la final (y ante las dos anfitrionas).
Foto 3: Ronaldinho haciendo de las suyas.
1 comentario:
Gran post y reflexión pero yo prefiero jugar de maravilla y perder y no ser recordado a ganar jugando mal y ser recordado porque mi trabajo es hacer feliz a la gente no quedar en el recuerdo.
Saludos
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