29 noviembre 2005

Maracanazo en Cuatro


Hace tres semanas cree una entrada en un foro futbolístico que frecuento criticando la política escogida a la hora de llevar a cabo un proyecto de la envergadura de Maracana 05. Al cabo de unas horas se había formado un gran revuelo con un número de respuestas jamás logradas con un tema mío. Eliminando los posts idiotas de cuatro descerebrados, las contestaciones de los foreros se fueron encaminando hacia tres vías de opinión. Por un lado, estaban los que apoyaban mi visión y se quejaban de la basura generada por Cuatro. Por otro, había muchos que afirmaban que Maracaná cumplía una función de entretenimiento y que Carlos Latre era el más grande entre los más grandes. Una tercera vía, más numerosa de lo que yo imaginaba, estaba formada por espectadores que se mostraban contrarios a lo visto en ese programa número 1 pero que pedían tiempo para sacar conclusiones. Ya han pasado tres semanas, por lo que creo que el crédito se acabó. El proyecto ya se ha puesto a rodar y pocas cosas más van a cambiar en los siguientes programas. Bueno, el primer cambio sufrido en Maracaná ya es significativo, pues Michael Robinson ha abandonado el barco tras ver como la secuela de su idolatrado El Día Después caía en un Crónicas Marcianas balompedizado. Lo que debía ser, a priori, una gran pareja televisiva formada por Robinson y Paquito González ha caído en un dueto triste configurado por Latre y González. Y no caben las excusas. Hay quien afirma que el enfado general en contra de este programa viene producido por la rotura que éste conlleva con todo visto antes. Una especie de grito a favor de la originalidad. Es lo que en el lenguaje académico en los estudios sobre recepción se conoce como “la perdida de la credibilidad por la rotura de los parámetros ya asumidos”. Pero esto no es cierto. Ya ha habido gente que ha generado programas deportivos de humor. ¿O acaso nadie recuerda el Força Barça de Alfonso Arús y Sergi Mas? Aquello era humor, lo de Maracaná 05 es telebasura. Es el gusto por las salidas de tono de Latre, los antitelevisivos sms leídos en primera persona por Jorge Hevia, la chorrada repetitiva de buscar ¿parecidos? entre jugadores y actores de cine, la aparición de una chica aparentemente imponente en el apartado físico preguntándole a Joaquín sobre su vida sexual y la presencia de un Tomás Guasch radical e improductivo (ayer periodista, hoy showman). El programa sólo se aguanta cuando entra un video. Entonces volvemos a El Día Después, al arte de juntar fútbol y música. Curioso, más cuando los videos están hechos por las mismas personas que hicieron grande al programa que arrasó con Michael Robinson a la cabeza.

Maracaná 05 ha defraudado a los futboleros y ha encantado a los Marcianos ex de Crónicas. La esencia del programa la lleva Carlos Latre, un gran imitador para Sardá pero una losa muy grande para Paquito González. Dicen que Segurola se borró del proyecto (qué grande es Segurola, le vio las orejas al lobo). Robin, en cambio, tuvo que vivirlo para renunciar. Me imagino la sensación interior del inglés, con su humor Monty Python en el alma, cuando se veía acompañado de un repetivo Torrente diciendo “pajillas” cada dos segundos y no sólo comparto su decisión, sino que lo que no acabó de entender es como el ex de Osasuna no salió corriendo en la publicidad hacia su austero plató de El Día Después para pellizcarse y pedir al cielo que todo fuera una pesadilla juvenil.

Maracaná 05 es la telebasura aplicada al mundo del fútbol, es el gusto por el entretenimiento fácil y barato y es lo que en la Universidad se debería enseñar como “aquello que no debería ser un programa de fútbol”. Vaya Maracanazo nos ha colado Cuatro. Lo que no entiendo es como profesionales como Paquito González o Jorge Maldonado sigan en el barco. ¿Realmente les gusta? Yo creo que no.

Starway to heaven


En el cielo debe estar, en el olimpo de los dioses. Ahí, junto a los más grandes debe disfrutar del descanso George Best. Bien es cierto que sólo nos acordamos de la gente cuando esta muere, cuando no está entre nosotros para decirle lo bien que lo hizo. Este es mi caso. Tarde. Aún y así, no quiero que el tiempo pase sin recordar que uno de los más grandes del deporte que muchos amamos ha muerto. Best es aquel tipo de futbolista que cae en el olvido después de una vida accidentada. Sobretodo esto se produce por las instituciones balompédicas. Sin ir más lejos, le está ocurriendo a Diego Armando Maradona, al más grande entre los más grandes, al Zeus del balón. Maradona fue y está siendo marginado por la FIFA, aún y siendo el mejor futbolista de la historia y teniendo a un pueblo entero idolantrándole. Es obvio que la vida personal de Best y Maradona no debe servir de ejemplo para los niños, pero su fútbol puro, mágico, directo y electrizante sí. Best fue alcohólico, mujeriego, ludópata y derrochador, pero también fue el más grande durante 3 cortos años. Efímero, sí, pero el mejor. Balón de Oro, bota de oro la temporada 66-67, campeón de la Copa de Europa, dos ligas inglesas y primer jugador de la historia de la Premier League en lograr un doble hat-trick (6 goles) en un mismo partido. 137 goles en 361 partidos. Una leyenda.
Hace tres semanas leí una entrevista de nevera (llevaba algún tiempo hecha) en la revista Don Balón. Una de las entrevistas a un futbolista más entretenidas que he leído. En ella Best se mostraba tal como era. Que una leyenda del Manchester United diga que "Beckham es la Kurnikova del fútbol" o "es bueno, pero no muy bueno" dicen mucho de su personalidad. Otra de sus frases míticas es: "he gastado mucho dinero en mujeres, en alcohol y en coches; lo demás, lo he malgastado". George Best tuvo una vida ajetreada y se retiro con 27 años. Cuando se suponía que iba a entrar en los mejores años de un futbolista se adjuntó al whisky y ahí murió el Best de las fintas, del juego entre líneas, de las cabalgadas con el balón a un centrímetro del pie y de los goles inverosímiles. Lo que vino después no hay que recordarlo, pues con la agonía que ha sufrido en los últimos meses ya ha pagado en sobremanera sus excesos. Sólo decir que a partir de su retirada Best cayó en el olvido. Mientras Platini o Beckenbauer entraban a aumentar sus cuentas corrientes a costa de cargos inútiles en la FIFA o la UEFA; Maradona, Best o Gascoigne desaparecían del mapa. Ellos no interesaban, ellos eran la imagen de lo antideportivo y había que desasociarlos de la imagen del jugador mediático y sano. Lo que nadie explica es que mucho de culpa tiene el sistema en todo este embrollo. En cuestión de meses una persona de corta edad pasa de ser uno más de una favela o suburbio urbano que mira el futuro con dudas e inquietudes a ser un semidios, a recibir premios, a salir en todos los medios, a firmar centenares de autógrafos y a tener demasiado dinero que gastar. Y no todos lo saben asumir. No hace falta mirar los casos extremos de Best o de Maradona. ¿Qué le pasó a Ronaldo? ¿Qué le pasó a ese chaval que en un año en Barcelona se convirtió en un auténtico ídolo de todo un país -Brasil- y toda una ciudad -Barcelona-? Salidas nocturnas, escándalos, engaños por parte de representantes, etc. El circo mediático creado por la UEFA y por la FIFA entorno a los futbolistas de los cuáles viven muchos chupatintas y hombres de traje y corbata es el mismo que luego desprecia a las estrellas que no logran asumir lo que les está ocurriendo. Y no quiero buscar la lástima por las estrellas caídas, no quiero decir "pobrecito Best", pero sí deseo mostrar la deleznlable actuación de las instituciones futbolísticas. Lo que hoy son elogios, premios, portadas y demás por la figura de Ronaldinho, mañana pueden ser olvidos y ataques si éste cae en la trampa de los excesos. ¿Acaso el golazo que metió en Londres bailando ante Carvalho no será el mismo gol? Es por eso que creo que a Best, a the Best, al quinto Beatle, al Garrincha británico se le debe un homenaje. La FIFA no le organizará un partido, pero yo sí le dedico un artículo. Va por ti Best. Gracias por todo.

22 noviembre 2005

¡Qué noche la de aquel día!



Hay imágenes, goles, jugadas que quedan en la retina para toda la vida. Todo aficionado al fútbol recuerda un partido que le hizo llorar, un gol que le hizo temblar el corazón y un jugador que le despertó en la mente esa palabra tan poco usada como es la admiración. El pasado sábado 19 de noviembre quedará para siempre en la mente de muchos aficionados al fútbol. Y digo aficionados al fútbol y no sólo aficionados del Barça. Yo, culé confeso, todavía recuerdo con asombro el golazo que Zidane le hizo al Leverkusen de Ballack, Ze Roberto, Basturk y Lucio en Glasgow. Al igual que yo, muchos madridistas recordarán el partido del sábado como uno de los días en el que el FUTBOL logró la victoria. Y por eso el aplauso, para premiar al fútbol que tumbó a los ex galácticos. La imagen del socio del bigote con la bufanda merengue en su cuello –famoso ya- aplaudiendo el rotundo rapapolvo que su equipo estaba sufriendo era la imagen del socio que le decía Al Ser Superior: “mira Floren, esto es lo que nosotros queremos ver cada domingo en Chamartín”.
Hoy, dos días después de la borrachera de fútbol del bueno del sábado, la gente se queda con Ronaldinho, que con sus dos goles ha desmembrado de cuajo todas las voces críticas que decían que Lampard merecía en mayor medida el balón de oro que él. Yo me quedo con todos, sin excepción. Me quedo con el partidazo de Márquez, con la gran presencia de Edmilson (tan criticado por su lentitud), con el coraje de Puyol, con el trabajo sucio de Deco, con la visión de juego de Xavi, con el punch de Eto’o y con el desparpajo de Messi. Me quedo con el juego colectivo a una velocidad endiablada, con el gusto de jugar al pie y hacer jogo bonito cuando tocaba disfrutar y de correr y de encerrar al rival cuando tocaba trabajar, me quedo con el Bernabéu en pie aplaudiendo la evidente superioridad del eterno rival mientras Florentino maldecía a Ronaldo y a Zidane por no evitar lo inevitable. Me quedo con todo. Bueno, me quedo con todo menos con los dos imbéciles que saltaron al campo en busca de protagonismo (estuvo tanto el maestro Mark Roberts como el pequeño padowan que se hace llamar Jimmy Jump), la lamentable e infortuna lesión de Raúl y la imagen de un rabioso Roberto Carlos mostrando la impotencia en estado puro al derribar estúpidamente a Eto’o en un claro penalti que Iturralde no vio.
El sábado 19 de noviembre es una fecha que ningún futbolero debe olvidar. Aquél día se vio un partido de fútbol estelar de un equipo que si no gana la Liga es porque todos nos hemos vuelto locos. ¡Qué noche la de aquel día!

17 noviembre 2005

Límite 48 horas


A 48 horas del clásico los aires se van caldeando por momentos. Un partidazo que empezó con el Barça como favorito a la goleada, está ahora igualadísimo en la opinión pública y seguro que el sábado por la mañana el Madrid será el elegido por las apuestas. ¿Qué ha cambiado para este vuelco repentino? Nada. Vale sí, el Madrid ha recuperado a Helguera, Zidane, Baptista y Ronaldo, pero eso ya se sabía hace una semana. Desde Madrid se ha usado la "inesperada" vuelta de estos 4 cracks para motivar a la hinchada y, de paso, para desviar la atención de su mala situación deportiva. Además, a base de encuestas y de preguntas malintencionadas en las ruedas de prensa se ha logrado calentar el encuentro en contra de Eto'o. Que si le perdonan o no por lo de "Madrid cabrón, saluda al campeón", que si su caso es el mismo que el de Figo, que si... Con ello, Eto'o vuelve a centrar las iras de los madridistas y se preveé un recibimiento de lo más hostil para el goleador camerunés. El caso me recuerda al de Figo sólo en un aspecto (por contra de lo que se dice en los diferentes medios estatales): la línea seguida por el Marca generando opinión alrededor de Eto'o me trae a la cabeza la política antiFigo llevada a cabo por el Sport (por el engaño sufrido por Frieros por su "amigo" luso). En aquella ocasión todos recordamos lo que pasó y nadie quiere que aquellos hechos deleznables cojan el puente aéreo. Por lo demás, el caso Eto'o no tiene que ver nada con el de Figo. El portugués se fue porque quiso y con una oferta de renovación del Barcelona idéntica a la del Real. Además, llevaba 5 años en el club y era tanto capitán como buque insignia. Por contra, Eto'o fue despreciado por el "ser superior" y vino al Barça porque quería triunfar en un equipo grande. Es por ello que me duele escuchar y leer que ambos casos son iguales para, no nos engañemos, justificar lo que pueda ocurrir el sábado en Chamartín.
Por lo que refiere al encuentro deportivo puro y duro, el Barcelona es claro favorito. A pesar de que ambos equipos sólo están separados por un punto, el conjunto azulgrana y el merengue son infinitamente diferentes. Sólo veo un pero en la victoria del Barça: sus malas actuaciones a campo contrario contra rivales de entidad. El pasado año ya lo demostraron en Stamford Brigde, en San Siro y en el mismísimo Santiago Bernabéu. Por todo lo demás, el Barça es muy superior al conjunto de Luxe. Su juego es mucho más dinámico, con más opciones, con más toque, control y compañerismo. El Madrid es muy anárquico y vive de las individualidades de sus exGalácticos y de la dupla Casillas-Ronaldo. Podemos decir que es el individualismo contra el bloque, pero es que el Barcelona también tiene jugadores que desequilibran por sí solos: Xavi, Deco, Messi, Eto'o y, por encima de todo, el Balón de Oro, el Gaúcho, que, por extraño que parezca, viste de azulgrana y no de blanco. Ya ven. Los tiempos cambian. Ahora es el Madrid el que salvaría la temporada ganando a su eterno rival. Veremos si lo logran. Yo creo que no.