14 febrero 2007

¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú

No vale. No nos van a convencer de nada. El abrazo entre Ronaldinho y Eto’o carece de significado resolutivo real, un poco de mercurocromo sobre una enorme herida. Soñaban algunos con que la situación de MADDestrucción Mutua Asegurada- creada a partir de la rotura Laporta-Rossell sólo quedara en eso, en una coexistencia pacífica, pero ayer la Guerra Fría se calentó. La crisis de los mísiles generada a raíz de la negativa a jugar de Eto’o ante el Racing de Santander acabó en conflicto. Pasaron 24 horas sin cimera Khrushchev-Kennedy que ahuyentara el choque. El teléfono rojo no sonó y la situación pasó a emular la enorme obra de Stanley Kubrick ¿Teléfono Rojo?, volamos hacia Moscú, película en la que un general norteamericano paranoico ordena bombardear Moscú en plena Guerra Fría. Ayer Eto’o estalló y no dejó títere con cabeza. Rijkaard, Ronaldinho, Rossell y el vestuario recibieron la ira del pirómano, y el fuego se extendió a una velocidad vertiginosa. Luego, Eto’o soltó una frase espeluznante para todos aquellos que le hemos admirado: "Me la suda, yo me llevo la pasta y encima soy famoso".

Hoy era el día 2, el de la reflexión, el del encuentro de todos los implicados dentro de cuatro paredes. Reuniones apagaincendios, rueda de prensa conciliadora de Puyol, abrazo ficticio de cara a la galería… pero no cuela. Entre unos y otros se han cargado de un plomazo una era que aparentaba ser legendaria. El llamado Dream Team II ha terminado antes de tiempo y de la peor forma posible, en pesadilla. ¿El motivo? Yo no creo que los culpables directos sean Rijkaard, Eto’o y Ronaldinho, países-satélite de los dos gigantes enfrentados. En mi opinión, todo viene de la rotura entre Laporta y Rossell, dos personas que llegaron juntas de la mano bajo el lema “Primer el Barça”, enorme ironía. Del antinuñismo-gasparismo que les unía, se pasó, una vez desaparecidos éstos, al laportismo y al rossellismo. Una parte del entorno para uno y la otra para el segundo. Uno ficha a Ronaldinho y el otro apadrina a Eto’o. Era una Guerra Fría que tarde o temprano tenía que estallar. Parecía que la marcha de Rossell y los suyos apaciguaría la situación, una especia de caída del muro de Berlín que destronaba a una de las partes. Pero el poso seguía ahí. Las envidias, los egos personales, el resentimiento, el tú me has dicho esto y lo otro. La MAD seguía latente y, al final, los más pesimistas se llevaron la razón. Entre cuatro niñatos adinerados y otros tantos directivos busca flashes han puesto a todo un club centenario patas por alto. Mientras, el socio-aficionado culé, el dueño real de la entidad, el único que realmente ama al club, el único que no tiene culpa de nada, el único que entra al Camp Nou pagando y no cobrando, es el que ha salido peor parado. Vergonzoso.

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Fotos extraídas de marca.com y as.com

Vídeo: las palabras de Eto'o (por Markitus35)

13 febrero 2007

El Nostradamus del Camp Nou

Ayer, como cada lunes, el profeta se dirigió a toda la parroquia culé. Sus palabras, lejos de se consideradas como otras más del extenso entorno azulgrana, hay que mirarlas como lo que son: la opinión en voz alta del asesor mejor considerado por Laporta.

Maestro, ¿qué dice el oráculo sobre el futuro del equipo?

Mi pequeño saltamontes, se avecina un cambio de ciclo. “El fútbol son ciclos. Y cada ciclo, de tres o cuatro años. Difícilmente más. Esa fecha de caducidad incluye también a las plantillas que rinden y obtienen premios. Lo sé porque yo dirigí a una de esas plantillas”.

Cierto, Cruyff dirigió a una de esas plantillas que rinden y obtienen premios. El Dream Team. 4 Ligas y 1 Copa de Europa. Lo que ya no es tan veraz es que acertara con el cambio de ciclo. Tras el penalti de Djukic saltó la euforia. Era la cuarta Liga de un equipo de ensueño que parecía no tener techo. Pero sólo tres días después cayó la lluvia ácida sobre Atenas. Cruyff, como ayer, vaticinó el cambio climático. En las dos siguientes temporadas abandonaron el club, entre otros, Zubizarreta, Koeman, Juan Carlos, Goikoetxea, Eusebio, Laudrup, Salinas, Romario, Stoichkov y Beguiristáin. La mayoría de ellos siguieron rindiendo a un altísimo nivel. En su lugar, aterrizaron Abelardo, Arpón, Escaich, Angoy, Vucevic, Eskurza, Jordi Cruyff, José Mari, Lopetegui, Ekelund, Roger, Sánchez Jara, Hagi y Korneiev (94-95), y Celades, Cuéllar, De la Peña, Moreno, Quique Álvarez, Toni Velamazán, Popescu, Figo, Prosinecki y Kodro (95-96). En sólo un año, el Barça pasó de endosarle un 5-0 al Real Madrid a recibir el mismo resultado en contra, y con Laudrup como estrella madridista. En la temporada 1994-95 el equipo terminó en la Liga (por entonces puesto UEFA, y a sólo 3 puntos de quedar fuera de Europa por primera vez en su historia), y a 9 puntos del campeón, el Real Madrid (las victorias todavía valían 2 puntos). Al siguiente año, terminaron en 3ª posición, a 7 puntos del campeón, el Atlético de Madrid, y se clasificaron para la Recopa tras perder la final de Copa también frente al equipo colchonero. En sólo una temporada, el once inicial pasó del mítico Zubizarreta, Ferrer, Nadal, Koeman, Guardiola, Bakero, Goikoetxea, Eusebio, Amor, Stoichkov (Laudrup), Beguiristáin, Romario; al irreconocible Busquets, Ferrer, Abelardo, Nadal, Sergi, Guardiola, Hagi, Korneiev, Bakero, Stoichkov, Jordi Cruyff.

A favor del Cruyff-entrenador, se puede alegar que, a mediados de los 90', las estrellas del Dream Team iniciaban, por DNI, el último tramo de su carrera. En cambio, el Cruyff-profeta debería tener en cuenta que el actual Barça de Rijkaard es, mayormente, un equipo joven. Combina la relativa veteranía de los Van Bronckhorst (31), Edmílson (30), Belletti (30), Giuly (30), Deco (29), Puyol (28) y Márquez (28), con la insultante juventud de los Xavi (26), Oleguer (26), Ronaldinho (26), Saviola (25), Víctor Valdés (25), Eto’o (25), Iniesta (22) y Messi (19). Por lo tanto, ambas plantillas son incomparables.

Como en la mayoría de profecías del Nostradamus del Cam Nou, en ésta también reina la ambigüedad. Se habla de cambio de jugadores, pero no se dicen ni nombres concretos ni número de salidas. Eso sí, las palabras van hacia las vacas sagradas, pues la salida de jugadores con poco peso no podría ser considerada por definición como un cambio de ciclo. Así pues, Cruyff se está refiriendo a los Ronaldinho, Deco, Messi, Eto’o, Puyol, Víctor Valdés, Márquez y Xavi. Según el flaco, alguno de ellos (o más de uno) debe abandonar la nave azulgrana a final de temporada. Si a la credibilidad que Laporta le da a Cruyff le unimos que el que ficha es Txiki, ya se puede poner a temblar hasta la Moreneta. Y Cruyff, sin cargo alguno al que responder, tan tranquilo. Si el Barça no lleva a cabo el cambio vaticinado y el equipo cae en la mediocridad, el sabio dirá que él ya lo había dicho. Si se lleva a cabo la revolución y el equipo vuelve a enamorar, dirá que él ya lo había dicho. Y si el cambio vaticinado lleva al Barcelona a la hecatombe, dirá que él no tiene nada que ver, pues él no toma las decisiones. Eso sí, el precedente de lo ocurrido en la única época tenida en cuenta por esta directiva, dice que la revolución acabara en fracaso. Si Laporta sigue mirando la historia del club sólo de 1990 en adelante (como hasta ahora ha hecho), no debería haber cambio de ciclo, pues en aquella ocasión pintaron bastos. Además, Laporta no debería olvidar que al presidente de entonces (Núñez), se le empezó a a cuestionar entre la masa culé a partir del cambio de ciclo llevado a cabo por el profeta. ¿También vaticinará el Nostradamus del Camp Nou el fin de la era Laporta?

06 febrero 2007

¿El show debe continuar?

MÚSICA: Queen - The show must go on

Lo peor que se puede hacer cuando se tiene un problema es mirar hacia otro lado siguiendo la máxima “el tiempo lo cura todo”. Y algunos parece que no aprenden. Esta mañana, en el blog de Martí Perarnau, he leído atónito la siguiente afirmación de Antonio Matarrese, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional Italiana: "El calcio no se puede suspender, los muertos forman parte del sistema. La Fiat, para volver a levantar la cabeza, no se cerró. Estamos apesadumbrados, pero el espectáculo debe continuar. El calcio tiene un precio". Así que ya sabemos que es lo que va a ocurrir. En una o dos semanas, el fútbol italiano volverá sin más. En algunos campos no habrá público hasta que cumplan con ciertas medidas. Se celebrarán actos emotivos de cara a la opinión pública y vuelta al ruedo, hasta la siguiente reyerta. Un parche que sólo avecina otro reventón en la rueda.

Me da la impresión que la geografía de los hechos tiene mucho que ver con la pobre resolución adoptada. En Italia y en el mundo existe un cliché para Sicilia y sus habitantes, considerados todavía hoy por mucha gente como personas retraídas, rudas y violentas. En la creación de esta visión jugó un papel muy importante la ópera Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni, retroalimentada por la literatura y el cine. Tal y como se indica en el libro Cosa Nostra de John Dickie, “todavía hoy existen en Italia voces que opinan que los problemas de los sicilianos deben solucionarlos ellos mismos”. Obviamente, esta explicación hace referencia a la cuestión de la Mafia y a la violencia que la Cosa Nostra ha perpetrado durante años en el país de la bota, pero es extensible a todas las realidades de la sociedad italiana. El partido que suscitó el asesinato de Filippo Raciti fue un Catania-Palermo, y los protagonistas de los actos vandálicos fueron aficionados del Catania. En varios foros de debate se ha insinuado que no es casualidad que esto sucediera en Sicilia. Más allá ha ido Paolo Maldini, que, entre otras perlas, ha afirmado: “El fútbol no tiene nada que ver con lo ocurrido en Catania. Lo ocurrido es fruto de una larga crisis social". Mal asunto si se sigue tirando de cliché para justificar lo injustificable, si se sigue pensando que lo que le ocurre a tu ejemplar hijo es por culpa de las malas influencias. Quizá habría que recordarle al gran capitán rossonero que la última suspensión del Calcio vino dada por un apuñalamiento mortal tras un encuentro entre el Genoa y su querido Milan.

Apenas unos meses después del escándalo del Moggigate, el asesinato de Catania ha vuelto a situar al fútbol italiano en la primera página de sucesos. Con la Juventus virtualmente ascendida a la Serie A y con el Milan acercándose paso a paso a la zona Champions, el tema de la compra-venta de partidos se había salvado de forma maestra. Duras sanciones de cara al público y, en un año, vuelta a la normalidad. Ahora, tras los hechos de Catania, parece que sucederá lo mismo. Primero se suspende el Calcio mostrando una imagen de intransigencia ejemplar. Luego, cuando empieza a capear el temporal, llega el momento del ablandamiento. Una o dos semanas de paripé, alguna medida más visual que efectiva, balones fuera apuntando hacia la supuesta idiosincrasia siciliana y kick off de nuevo. Suma y sigue. El fútbol italiano está gravemente enfermo, y los que mandan le recetan un simple analgésico. Para ellos el show debe continuar, sea al precio que sea.

05 febrero 2007

De Klassieker

Ayer fue un día de grandes encuentros en Europa, y eso que el Inter-Roma quedó aplazado por los deleznables hechos de Catania. En Inglaterra, el Manchester United aplastó al Tottenham en el White Hart Lane por 0-4. En Alemania, un sólido Schalke 04 doblegó al Werder Bremen en el Weser por 0-2. Y en Francia, el clásico entre Olympique de Marsella y PSG terminó en 1-1. Quizá, el gran partido continental con menos repercusión mediática fue el Klassieker de la Eredivisie, el Ajax-Feyenoord.

Un Ajax reenganchado a la lucha por el título tras las dos derrotas consecutivas del PSV se medía a un Feyenoord en horas bajas. En De Kuip, los de Erwin Koeman cayeron por un estrepitoso 0-4, por lo que las expectativas anunciaban tormenta para los visitantes. Y al final así fue. 4-1. Resultado engañoso que no refleja lo acontecido sobre el césped del Amsterdam Arena. El Feyenoord salió mucho mejor posicionado que el Ajax, controló el balón y dispuso de una opción inmejorable para adelantarse, pero el uno contra uno de Charisteas frente a su excompañero Stekelenburg acabó con el balón en la base del poste. Poco después, los ajacied, hasta el momento desaparecidos en ataque, anotaron el 1-0. Sneijder lanza una falta desde 30 metros, el balón, que iba muy centrado, golpea en Vincken y se cuela en la portería de Timmer. El gol descoloca al ‘equipo de la reina’ y destapa el tarro de desajustes que viven los del hermanísimo esta temporada. A su vez, Sneijder y Davids se hacen con el control de la medular y el Ajax empieza a carburar. Y en dos minutos locos, otra vez Sneijder y De Mul dejan el marcador en un escandaloso 3-0 tras dos soberanas jugadas de Babel por la izquierda. Se intuye una lluvia de goles. Leonardo y Emanuelson destrozan la banda de un Greene totalmente desahuciado mientras que las posesiones del Feyenoord no se alargan más allá de dos pases seguidos. Pero una jugada aislada de Vincken termina con un centro que Charisteas transforma en el 3-1 y que mete de nuevo al Feyenoord en el partido.

Tras el descanso, el los de Rotterdam vuelven a dominar, pero todo el peligro lo centraliza Vincken por la banda derecha. Demasiado previsible. Ten Cate responde y da entrada al veterano Lindenbergh, que seca por completo el único agujero ajacied. Con el Ajax dejando pasar los minutos, al Feyenoord sólo les quedaba la individualidad para lograr el gol del acercamiento, y ahí la suerte les volvió a dar la espalda. Pelota a los pies de Charisteas, que se revuelve y chuta cruzado, pero el balón, de nuevo, golpea la base del poste. Poco después, como ya sucediera en la primera parte, Sneijder anota el 4-1 definitivo. Con esta abultada victoria, el Ajax sigue segundo, pero a sólo 5 puntos del PSV. El Feyenoord, por su parte, camina en la quinta posición, la última que da acceso al playoff, y el fin de semana que viene visita al cuarto clasificado, el Twenty.

Más allá del resultado, el klassikier de ayer fue un partido de nombres propios. Fue el encuentro de Davids, que tras 11 temporadas volvió ayer a vestir la camiseta del Ajax cuajando, además, una gran actuación. También fue el partido de Sneijder, que con su hattrick dejó atrás las voces críticas que estas últimas semanas le acusaban de tener la cabeza puesta en un futuro lejos de Amsterdam. Otro nombre propio fue el de Castelen, que tras 8 meses exactos desde su último partido volvió a pisar un terreno de juego. La última pieza feyenoorder del mítico triángulo Ka (Kalou) - Ku (Kuyt) - Ca (Castelen) es la gran esperanza para salvar la temporada. Otros protagonistas fueron los jóvenes y excelsos De Mul y Leonardo. Huntelaar, que vivió todo el encuentro sentado en el banquillo por decisión técnica. Y, obviamente, también fue el partido de Charisteas, que pisó con éxito -un gol y dos postes- y con la otra camiseta el Amsterdam Arena.

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Fotos de www.feyenoord.nl y de www.eredivisie.nl.