15 marzo 2006

La lista de la compra La lista de la compra

¡No me llames iluso, porque tenga una ilusión! velaba La Cabra Mecánica en su lista de la compra más famosa. Y eso mismo canta Roman Abramovich -y en ruso- cuando se levanta de la cama de una de sus 6 megamansiones que se reparte por medio mundo. Pero el ruso no sólo tiene ilusión, sinó que posee una cuenta corriente que asusta al más pintao. Todo el mundo conocía la riqueza de este tzar del fútbol, pero con la salida de la nueva lista de Forbes de los ricos más ricos del mundo las cuentas han quedado claras y la cara se nos ha puesto a todos más de tontos que nunca. El dato es espeluznante. El ruso es la persona más rica de toda la Rusia de las oligarquías y es la 11º persona más rica del mundo con un patrimonio personal de 18.200 millones de dólares. Su ficha asusta. Además, si miramos detenidamente la famosa lista, vemos como el ruso es, con diferencia, el más joven de todos, pues sólo tiene 31 años. Otro dato significativo es que su patrimonio ha aumentado con respecto al pasado año, por lo que sus gastos en su Chelsky son más inversiones que pérdidas.

Abramovich nació en Saratov el 24 de octubre de 1964. Su infancia no fue fácil, pues quedó huérfano cuando sólo tenía 4 años –su madre murió enferma y su padre tras un accidente laboral-. Por ello, fue adoptado por su tío paterno, que era un alto funcionario del petróleo. Tras ser un gran estudiante, se asoció con el magnate Boris Berezovsky, que, a su vez, estaba muy bien relacionado con Tatiana Dyachenko, hija del presidente ruso del momento, Boris Yeltsin. De aquella unión surgió la empresa Sibneft que empezó a generar pretodólares a velocidades desorbitadas. La riqueza ya era sólo cuestión de tiempo. Además, con la llegada de Putin muchos oligarcas rusos tuvieron que huir del país. Uno de los que se quedó fue Abramovich, que logró ganarse la amistad de Putin. Es más, Roman es hoy gobernador de su región natal, Chukotka, aunque reside habitualemente en Londres. Por lo que se ve, en Chukotka, zona gélida y empobrecida, últimamente están cayendo unas inversiones enormes en forma de hoteles, aeropuerto y universidad.

Abramovich es capaz de todo. En la Eurocopa se plantó en el puerto de Porto con un yate plagado de criados y con una flota de vehículos nuevos que ni tan siquiera utilizó. Viaja con un avión privado con sistema antimisiles y hace poco adquirió un yate de más de 100 metros de eslora con helipuerto, casino, cine y gimnasio.

La irrupción de Abramovich en el mundo del fútbol es de sobras conocida. En 2003, y tras estudiar varias opciones, decide comprar el Chelsea londinense. A diferencia de otros, su compra fue unida a una inversión inverosímil en fichajes. Aquel verano toca a media Europa en busca de cracks y se trae, entre otros, a Makelele, a Verón, a Kezman y a Crespo. El equipo crece pero no gana títulos. Al verano siguiente el ruso vuelve a la carga y se trae, de una tacada, a Mourinho, Cech, Ricardo Carvalho, Robben, y Drogba, además de Frank Arnesen como secretario técnico y Peter Kenyon como director ejecutivo. Ese año gana la Premier. Pero el ruso quiere más, por lo que atiende a todas las demandas de Mourinho y viste de blue a Asier del Horno, Essien y Wright-Phillips. Esta temporada volverá a ganar la Premier sin despeinarse, pero la Champions deberá esperar tras la caída ante el Barcelona en octavos.

Además, poco a poco el ruso se va haciendo un hueco de poder importante en el mundo del balón. A partir de terceras empresas Abramovich va comprando clubes por todo el globo terráqueo que hacen de cantera para futuras estrellas blues. Así, hoy controla al Corinthians de Tévez y Mascherano, al PSV (Robben y Kezman, sus dos máximas ex estrellas, acabaron vestidos de azul) y al CSKA de Moscú que el pasado año se alzó contra todo pronóstico con la UEFA Cup. Dicen algunas lenguas que su próxima parada es España y que el Espanyol sería el elegido para ser su sucursal en nuestro país. Para ver la mentalidad de Abramovich basta con una anécdota que relató hace poco en un artículo El Mundo Deportivo. Según dicho diario: “Un periodista de la BBC convivió un par de días con él [por Abramovich] y, para romper el hielo, intentó entablar una conversación futbolera. “Pues yo soy de los Spurs”, dijo el reportero. “¡Ah! Tottenham. Estuve a punto de comprarlo”, contestó Abramovich.

Con todo, el mercado veraniego que se acerca vuelve a oler a petrodólar. De momento, nombres como Adriano, Ballack, Ibrahimovic, Asley Cole, Ronaldinho, Eto’o, Márquez, Deco, Ronaldo, Torres, Shevchenko, Nesta, Nedved y un largo etcétera ya suenan como futuros objetivos. La lista de la compra del ruso ya está en marcha, y que no le llamen iluso por tener esa ilusión, porque ni es iluso, ni carece de petrodólares para lograr su máxima ilusión, ver al Chel$ea plagado de estrellas alzando la Champions League.

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FOTOS

1. Abramovich es un apasionado del fútbol y acude siempre a Stamford Brigde
2. Abramovich con su primer socio, el magnate Boris Berezovsky
3. Abramovich con Galliani y su gran amigo Shevchenko, gran objetivo blue

LINKS de interés

Retrato de Abramovich
El tzar de los negocios
La lista de Forbes

1 comentario:

Pablo G. dijo...

buen post... Qué difícil es vivir siendo Abramovich, ¿no? Creo que le paga el alquiler a Mourinho en una casa de lujo y mil cosas más que se permite este hombre