
Entender el comportamiento de un medio de comunicación y los efectos reales que éste puede provocar en los actos de las personas es una tarea complicadísima. De ello se ocupan las ciencias de la comunicación e información, que reflejan sus estudios en lo que se han venido a llamar las
Teorías de la Comunicación, una asignatura doble que todo periodista debe pasar sí o sí en la carrera universitaria. Siendo una ciencia inexacta, obviamente, conlleva cientos de líneas distintas que demuestran que los teóricos no se ponen de acuerdo, mientras ayudan a que la ciencia vaya avanzando. No entraremos en detalles, los hay que dicen que los medios sólo marcan la agenda del día, los que afirman que los líderes de opinión tienen una fuerte presencia en nuestra visión, los que dan a los
mass media un enorme poder… Yo nunca me he atrevido a aproximarme rotundamente a una de estas teorías desmintiendo a las demás, aunque tengo claro que el papel periodístico debería ir encaminado a
mostrar fielmente aquello que nos rodea. Claro está, la tarea es compleja cuando entramos en terrenos pantanosos que llevan consigo una enorme carga emocional. Casos evidentes son la política y la religión. Lo que es inadmisible es emplear ese poderoso foco con que la era de la comunicación ha dotado a los medios para mentir y manipular sin ánimo de decir la verdad. Aquí entran las famosas
campañas. Y si ya es grave emplearlas, más aún es afirmar sin reparos que existen. Algo falla.

Ayer, en la rueda de prensa de
Guardiola en el
Alfonso Pérez, un periodista de la capital lo hizo sin problemas con la siguiente pregunta: “¿Crees que la campaña que hemos hecho desde Madrid en referencia al Getafe ha conseguido el objetivo contrario provocando que tus jugadores salieran sobremotivados?”. Espectacular. Por un lado, afirma la existencia de una campaña creada a dedo. Por otro, confirma que se creen el centro del universo con poder para crear campañas que afecten a todo el Estado español. Aquí podemos entender mejor las pataletas de estos cuando las campañas van dirigidas hacia Europa o más allá logrando como resultado la pura ignorancia. Sin entrar a valorarlos, los casos Alonso-Hamilton, la no inscripción de Lass y Huntelaar en la
Champions o el
affaire Atlético de Madrid-OM son una prueba. La respuesta de Guardiola fue sublime: “Desconozco si mis jugadores leen la prensa de Madrid”.

Después del “partido del cochinillo”, de “la cofradía del clavo ardiendo” o del “
Robben es mejor que Messi”-campañas potentes con resultados variopintos- la línea a seguir en la
Agenda Settings es el famoso
Villarato, un enorme e indudable éxito que desde la semana pasada se ha remasterizado a conciencia. No hay nadie en la España balompédica que no sepa qué es y, peor aún, existe muchísima gente que cree que existe de verdad.
Alfredo Relaño y sus secuaces del diario
As fueron los ideólogos de una teoría conspiratoria que se ha tematizado hasta llegar al bar más incomunicado de España. La idea, a grandes rasgos, es:
Laporta votó a
Villar –enfrentado con
De la Morena desde hace tiempo- como presidente de la
RFEF, un ser manipulable y despreciable, mientras el
Madrid fue con
Don Gerardo González. Es por eso que existen órdenes estrictas para que los árbitros perjudiquen siempre al
Real Madrid y ayuden todo lo que puedan al
Barcelona. Si ocurre lo contrario, seguramente el árbitro será duramente castigado y habrá que recordar errores pasados para demostrar que por cada fallo en contra, el
Barça recibe 5 favores.

Y así cabalgamos, y así han logrado que la semana pasada un árbitro saliera a decir que ellos no ayudan a nadie, muestra evidente que el objetivo ha sido alcanzado. Y todo con un
Barcelona que practica un fútbol bello y efectivo frente a un
Madrid que gana y gana aburriendo. Da lo mismo, según
Marca la Liga está asignada por
Decreto. Ayer, sin ir más lejos, al
Barcelona no le pitaron 2 penaltis a favor, le anularon un gol legal a
Messi e invalidaron un mano a mano por un inexistente fuera de juego. Mientras, en Huelva hubo un penalti no pitado a favor del
Recre y un palo a bocajarro de
Raúl en claro fuera de juego. ¿Resultado en los medios afines? Obvian lo acontecido en el
Nuevo Colombino y afirman que los errores en contra del
Barça son una verdadera noticia para todos.
Lejos quedan aquellos años en los que se recitaban, sistemáticamente, los tópicos más antiguos: “los árbitros son humanos”, “es imposible decidir en décimas de segundo”, “ni con 10 repeticiones se ve clara la jugada”, “los equipos que más atacan son los que reciben más penaltis a favor”, “los árbitros siempre ayudan al grande y perjudican al pequeño”… Hoy nada de eso ocurre, hoy reina el
Villarato, hoy los árbitros sólo cumplen órdenes del ser supremo de la Federación. Es la campaña del
Relañato, que actúa con sus periodistas como ellos acusan de actuar a
Villar (todos a una con un objetivo común). Aún y siendo en mayoría castizos (hola Roncero) y casposos (hola Roberto Gómez, hola Torrico) los líderes de opinión del
Relañato se atreven a romper con un refrán bien antiguo. Y es que en esas casas de herreros, sí hay cuchillos metálicos, y bien afilados.