Hacía muchos años que, a estas alturas, dos ligas tan competitivas como son la
española y la
inglesa no estaban tan parejas en sus puestos principales. En España, a día de hoy, hasta
seis equipos conservan intactas sus opciones de gloria. Por su lado,
Inglaterra ha visto como este pasado fin de semana sus dos gallitos caían en el campo de sus dos máximos perseguidores. Las distancias se han acortado y tanto
Liverpool como
Arsenal ven como la remontada antes imposible ahora es, al menos, viable. Aún y así, las diferencias entre ambos campeonatos son abismales. Mientras en España se intuye un
vacío de poder preocupante, en la isla británica ocurre todo lo contrario. La emoción es la misma, el nivel, antagónico. Vayamos por partes.
ESPAÑA. Llegados al ecuador de la Liga,
Barcelona (-1),
Sevilla y
Madrid lideran el campeonato con
38 puntos.
Valencia (36) y
Atlético de Madrid (35) les siguen muy de cerca. Por último, el sexto es el
Zaragoza, que con 31 puntos también tiene opciones de colarse en la zona
Champions y, por qué no, de cazar al líder. Sobre el papel, la Liga se ha puesto
maravillosa, pues la igualdad promete
emoción a raudales. Pero si analizamos el por qué de esta paridad, las expectativas no son tan halagüeñas.

El
Barcelona, el gran campeón continental que antaño deslumbró a toda Europa con su fútbol
vistoso y
efectivo, ha caído en un lodazal lleno de
mediocridad del que parece no poder salir. La presión asfixiante que le convirtió en el modelo a seguir ha desaparecido. El balón ya no circula como antes mientras que la fortaleza defensiva de ayer, hoy significa llegadas constantes sobre la portería de
Valdés. En estos casos, los grandes equipos tiran de la
individualidad de sus estrellas, pero los 4 grandes azulgranas no están.
Eto’o y
Messi siguen lesionados.
Deco y
Ronaldinho siguen desaparecidos. De este modo, el
Barcelona, en las últimas fechas, empató contra el
Atlético y el
Getafe, perdió estrepitosamente en el
Lluís Companys y ganó, casi sin querer, a un
Nástic muy flojo. Sólo la vuelta de
Eto’o hace soñar a los azulgrana, pues visto lo visto, el
Barcelona no es un digno líder (y lo dice un culé). Y entonces, ¿por qué el
Barça va primero? Pues porque lo que viene detrás también deja mucho que desear. El
Sevilla ha completado una primera vuelta dignísima, con grandes partidos incluidos. Si la Liga se decidiera como los combates de boxeo sin KO, los de Nervión serían hoy los campeones. Han sido los mejores, pero también han mostrado en las últimas semanas cierta debilidad. Y es que no es un equipo tan sólido como parecía. Admirados por todos, a los de
Juande Ramos se les ha llenado la boca con lo del “mejor equipo del 2006” (sobre todo a
Del Nido), pero, con la clasificación en la mano, es difícil de entender que un equipo que ha perdido
5 partidos pueda ser colíder de una Liga como la española. Significa eso que, al terminar el campeonato, el
Sevilla podría ganar el título perdiendo
10 partidos, y eso dice muy poco del torneo. Qué nadie se lo tome a mal, pues si algún equipo merece en estos momentos ganar la Liga, ese es, sin duda, el
Sevilla, el equipo que mejor fútbol ha desplegado en España. Y qué decir del tercero, el
Real Madrid. ¿Alguien entiende que un equipo que no juega a nada y con unos problemas internos espeluznantes pueda ser colíder? La extraña situación de los tres primeros ha permitido que en las últimas fechas se hayan colado dos que parecían defenestrados:
Valencia y
Atlético. Los primeros, víctimas de una plaga de lesiones implacable, cayeron hasta la séptima posición. El
Atlético, por su parte, va alternando buenos partidos con pinchazos incomprensibles en el
Calderón, pero ahí están. ¿Alguien recuerda la última jornada en la que
Barcelona,
Sevilla y
Madrid ganaron sus partidos al unisono? La situación es tan caótica que cualquier equipo que logra tres victorias consecutivas pasa directamente a ocupar puestos europeos viendo, además, al líder de cerca. Algunos dirán que eso demuestra la alta competitividad de la Liga, pero a mi se me antoja como una falta preocupante de nivel. Más, si ve

mos la baja calidad de los partidos. Con ello, llegó el
récord negativo de goles,
9 en 10 encuentros con
cuatro 0-0 de propina. La peor Liga de los últimos años se la puede llevar cualquiera.
Emoción asegurada. Esperemos que la segunda vuelta aumenté también en
calidad.
INGLATERRA. Al igual que ocurre en
España,
Inglaterra también está viviendo una de las
Premiers más disputadas de los últimos años. A falta de
14 jornadas para el final, el
Manchester United lidera la tabla con
57 puntos. El
Chelsea le sigue de cerca con 51 y, ya más alejados, se encuentran
Liverpool (46) y
Arsenal (45). A priori, el tema es cosa de dos, pero el gran nivel mostrado desde que empezó el
2007 por
reds y
gunners impide excluirlos de la lucha. Otro factor a tener en cuenta es el calendario, pues el líder, el
Manchester, todavía debe visitar
Stamford Bridge y
Anfield Road, dos campos en los que sus dueños todavía no han perdido un solo encuentro en lo que va de liga. Y si la paridad es mayor en la Liga española, no ocurre lo mismo en cuanto a nivel. El
Manchester y el
Arsenal están jugando un fútbol de altísimos quilates, mientras que
Chelsea y
Livepool atesoran una pegada descomunal. Esta temporada, en muchos partidos del
Barcelona y del
Real Madrid, sino fuera por la camiseta, no sabríamos diferenciar el equipo grande del pequeño, hecho que demuestra que los grandes ya no son tan grandes. En cambio, en
Inglaterra la cosa es bien distinta. Ni
Liverpool, ni
Chelsea, ni
Arsenal han perdido como locales, mientras que el
Manchester sólo cayó una vez, y fue, precisamente, contra el equipo de
Wenger. Años atrás se acusaba a los equipos ingleses de jugar al patadón, cosa que a algunos les podía encantar y a otros, como a mí, aburrir. Hoy, en camb

io, ver un encuentro de la Premier
League es toda una
delicia. Unido a todos los aspectos secundarios y atrayentes del
football –tradición, rivalidad, grandes aficiones, historia-, en
Inglaterra ha surgido la
calidad. Jugadores como
Cristiano Ronaldo,
Rosicky,
Cesc o
Van Persie ya no son vistos como bichos raros. Digamos que la
Premier League es la que mejor se ha adaptado ante las consecuencias de la
Ley Bosman. Y ello, a día de hoy, la hace
mejor liga que la española, por mucho que nos pueda doler.