
Hay formas y formas de celebrar la máxima del fútbol, el gol. Hay de todo, jugadores que alzan un brazo, otros que miran al cielo en reconocimiento a un ser querido, delanteros que hacen el avión, que señalan el escudo, que se santiguan, que piden perdón, que cogen el balón para correr al centro del campo... Es un mundo aparte que permite a los montadores de video generar auténticas joyas audiovisuales. Y lo reconozco, es una parte del fútbol que me apasiona. ¿Quién no recuerda a
Fowler esnifar la cal del terreno de juego? ¿Y
Bebeto acunando a un niño imaginario en el
Cotton Bowl en
USA 94? ¿Y las butifarras de
Schuster y
Giovanni? ¿Y a
Leandro imitando a un perro mientras mea? ¿
Ronaldo y las cucarachas? Está clarísimo que es un tema que merece un post aparte. En ocasiones, la celebración va relacionada a la importancia del propio gol. Otras, en cambio, te indican cómo es aquel jugador concreto.
Romario era impasible y, excepto en contados goles, así lo demostraba después de mandar el balón a la red. Al otro extremo encontramos al protagonista de este post, un jugador limitado técnicamente, un ariete con poquísimos goles de videoteca y que sólo algunos situarían entre los mejores de la historia. Con todo, es a día de hoy y con
65 tantos el máximo goleador en competiciones europeas según la
UEFA (ver Nota 1) y uno de los futbolistas que más efusivamente canta sus goles, por algo le llaman
Alta Tensione.

Siempre se ha dicho que
Italia no es país para arietes técnicos. En un fútbol históricamente etiquetado como estratégico y defensivo el gol se cotiza muy alto. Podríamos discutirlo, pero lo daremos como válido. Ya lo dijo
Sacchi antes de la
Euro 2008: “En Italia la cultura futbolística sigue siendo defensiva. Aquí, primero se trata de asegurar al equipo en defensa y luego veremos qué pasa o qué hacemos”. Lo cierto es que hay pocos países que tengan entre sus leyendas a tantos defensas:
Maldini,
Ferrara,
Baresi,
Cannavaro,
Scirea,
Cabrini,
Gentile,
Fachetti,
Bergomi... Dentro de este ámbito, los jugadores técnicos son excepciones con nombres como
Roberto Baggio,
Meazza,
Totti,
Zola,
Donadoni o
Del Piero que algunas veces recibieron un trato discriminatorio por parte de sus técnicos. Con todo, el delantero clásico italiano habitualmente ha sido un cazador del área, un depredador del mínimo hueco para marcar.
Rossi,
Schillaci,
Vieri,
Vialli,
Lucarelli o
Luca Toni son ejemplos de una etiqueta en la que se encuentra
Filippo Inzaghi. Muchos más goles de empujarla que de bella factura, pero, al fin y al cabo, muchos goles.
Inzaghi nace en
Piacenza, en la
Emilia Romagna, y será en las categorías inferiores del club de su ciudad en el que se forme como gran goleador. Jugador rapidísimo, siempre al límite del fuera de juego, siempre en el lugar preciso. En la temporada
91-92, con 18 años, debuta con el primer equipo en la
Serie B, aunque sólo juega dos partidos. Al año siguiente es cedido al
AlbinoLeffe ( provincia de
Bérgamo), que se encuentra en la
Serie C1, y marca
13 goles en
21 partidos. Su buena actuación hace que el
Hellas Verona pida su cesión.
13 goles más avalan su calidad. Sus buenos números hacen que su club de origen, el
Piacenza, lo recupere. En su ciudad natal marca
15 goles y contribuye al ascenso del equipo a la
Serie A. En
Italia ya no es un desconocido y el todopoderoso
Parma se fija en él y lo adquiere por 1 millón de euros. Con un
Scala cuestionado en el banquillo,
Inzaghi no acaba de adaptarse. Además, sufre varias lesiones que le restan continuidad en un equipo victorioso pero en clara decadencia. Tras esa temporada, se sentará en el banquillo del
Ennio Tardini un técnico muy ligado a la carrera de
Inzaghi:
Carlo Ancelotti. Aunque
Pippo sólo marca
4 goles con el
Parma, deja su sello en la vuelta de la eliminatoria de
Recopa contra el
Halmstad en la que los italianos remontaron un
3-0 adverso con un gol de
Inzaghi en el minuto 1. Cabe destacar, además, su primer gol en
Serie A. Éste llega el
29 de octubre de 1995 y se lo marca al
Piacenza, su club de formación. Fuera ya del
Parma,
Inzagol aterriza de nuevo en la provincia de
Bérgamo, esta vez para jugar en el
Atalanta. Lo que ocurrió aquella temporada le cambiaría la vida por completo y, de rebote, varió la historia del
Calcio contemporáneo. Mientras
Ronaldo explota en
Barcelona, un joven delantero italiano copa todas las portadas de la prensa deportiva italiana.
Velociraptor anota aquella temporada
24 goles en la
Serie A, siendo además
capocannonieri. Le marca a todos los equipos del campeonato menos al
Udinese y al
Perugia.

En verano vuelve a hacer las maletas y aterriza en la
Juventus de
Lippi,
Del Piero y
Zidane. Su primera temporada es espectacular. Anota
26 goles (6 de ellos en
Champions League), gana el
Scudetto y se planta en la final de la
Copa de Europa, que pierde contra el
Real Madrid. A pesar de la buena temporada, aquella derrota deja muy tocada a la
Vecchia Signora, que al año siguiente deambula sin pena ni gloria quedándose fuera de los puestos
Champions. En febrero
Lippi deja el cargo y entra en su lugar
Carlo Ancelotti. La
Juve llega a disputar las semifinales de la
Liga de Campeones, pero tras un
1-1 en la ida, cae
2-3 frente al
Manchester United. Los dos goles, casualmente, son obra de
Inzaghi. En las dos siguientes temporadas,
Pippo sigue marcando goles, pero éstos no sirven para que la
Juve gane el
Scudetto. Y lo tuvo cerca en la
99-00, pero perdió el título en la última jornada en beneficio de la
Lazio.

Al término de la
00-01,
Inzaghi es traspasado al
Milan por
41 millones de euros dejando atrás
89 goles en
4 temporadas. Casualidades de la vida, a los dos meses de aterrizar en
San Siro, el
Milan cambia de técnico.
Fatih Terim es despedido y en su lugar llega, cómo no,
Ancelotti. En
Milán,
Inzaghi marcará más goles que nunca, pero también se lesionará en multitud de ocasiones. Ya en su primera temporada sufre un lesión de rodilla que sólo le permite disputar
28 partidos sumando todas la competiciones (
16 goles). Al año siguiente,
Inzaghi vuelve a ser el
Velociraptor de antes y firma un año espectacular. Gana la
Coppa (con gol en la final) y la tan esperada
Champions League ante su ex equipo, la
Juventus. En el campeonato europeo,
SuperPippo marca
12 tantos en
16 partidos y deja para la historia uno de sus goles más recordados. En octavos, con el
Milan virtualmente eliminado frente al
Ajax y con
2-2 en el marcador, bate a
Lobont con un globo inverosímil en la última jugada del partido. El conjunto
rossonero está en plena época dorada y en la temporada siguiente se impone por fin en el
Scudetto. Pero aquella temporada no será buena para
Inzaghi, que se rompe los ligamentos de la rodilla. La recuperación, además, no da los frutos esperados y las recaídas y las segundas lesiones son constantes. En temporada y media
Inzaghi sólo puede jugar
20 partidos. Con 32 años, parece que su carrera está próxima a su fin. Nada más lejos de la realidad. En varias declaraciones,
Inzagol asegura que todavía tiene fútbol por delante y lo demuestra en momentos puntuales, entre recaída y recaída. Así, por ejemplo, en la primera fase de la
Champions, anota el
2-1 ante el
Celtic en el
minuto 89.

En la temporada
2005-06,
Inzaghi se recupera de sus dolencias y vuelve al equipo. Ya no es titular, pero asume el papel de revulsivo como nadie y vuelve a marcar goles importantes. Por aquel entonces
Inzaghi lleva ya tiempo sin vestirse la
azzurra. A pesar de ser el quinto mejor goleador de la selección italiana siendo sólo superado por ilustres como
Riva,
Meazza,
Piola,
Baggio y
Del Piero,
Lippi no cuenta con él y parece imposible que pueda volver para el
Mundial de Alemania. Pero su sed es insaciable y vuelve a mostrar ese afán de superación propio de un debutante y se gana la convocatoria a base de goles. En las
7 últimas jornadas de campeonato, marca
10 goles y en
Champions vuelve a firmar tantos decisivos que llevan al
Milan a las semifinales. Antes de la vuelta de los octavos de final que enfrentan al
Milan con el
Bayern,
Oliver Kahn se burla de él en unas declaraciones. Esa noche
Pippo marca
2 goles. Y en los cuartos más de lo mismo. Después de empatar
0-0 en
Lyon, los
rossoneri se adelantan con gol de
Inzaghi, pero ven como
Diarra pone el
1-1 que les deja fuera. Cómo no,
Pippo desata la locura en el
88'. No hay excusas y
Lippi le convoca como quinto delantero y, aunque sólo disputa un partido en
Alemania, deja su huella con un gol frente a la
República Checa. Dos semanas después, se alzaría con el
Mundial.
Con
34 años y con un cuerpo castigado por las lesiones, siendo además campeón del
Mundo, de
Champions, de
Italia y estando ya en la lista de los
capocannonieri, parece que
Pippo ya ha vivido toda la gloria posible. Para
Inzaghi no. Como consecuencia del
Moggigate, el
Milan debe disputar la previa de la
Champions League frente al
Estrella Roja.
Inzaghi casi no ha descansado tras el
Mundial, pero recibe con buen agrado la llamada de
Ancelotti. Y no defrauda, marcando dos goles en la eliminatoria. Ya en la fase de grupos, también marcará, frente al
AEK. Aquella es la
Champions de
Kaká y de su partidazo en
Old Trafford, pero
Inzaghi le vuelve a marcar a
Kahn en los cuartos. Y llegó la final, otra vez fr

ente al
Liverpool, y ante el escepticismo de muchos,
Ancelotti le sitúa en el once incial. Tenía que ser la noche de
Pippo, ese jugador capaz de superar con esfuerzo y dedicación a otros con mayores virtudes tangibles, y vaya si lo fue.
Dos goles y
MVP de la final. Dos tantos que concentran todas las características de
Inzaghi. En el primero, la pillería y la buena colocación. En el segundo, la velocidad, el desborde y el juego al límite del fuera de juego. Y no terminó ahí, pues marcó también en la final de la
Supercopa de Europa frente al
Sevilla y en la final del
Mundial de Clubes, por partida doble, contra
Boca Juniors. Aquellos dos goles, además, le convierten en el único jugador en marcar en todas las competiciones internacionales.
Y suma y sigue, ya que Inzaghi parece no saciarse. De momento lleva dos goles en el campeonato actual y en UEFA marcó uno frente al Heerenveen. El miércoles Raúl anotó frente al BATE e igualó a Inzaghi en la clasificación histórica. Al día siguiente, y con el Milan perdiendo 2-1 frente al Porstmouth, un balón a la desesperada de Zambrotta cayó a los pies de Inzaghi. Antes ya había estrellado dos balones en los postes, pero entonces no era el momento Pippo. Ahora corría el minuto 92 y era la última jugada. Y claro, segundos después Inzaghi volvía a correr histérico hacia un córner. Era el enésimo momento de Alta Tensión. Lo había vuelto a hacer en el tiempo de descuento.
Muchos pueden creer que Inzaghi ya ha jugado sus 10 mejores partidos, pero lo cierto es que ha renovado su contrato. El máximo goleador italiano de la Champions, el único que ha marcado en todas las competiciones, un delantero que lleva 169 goles en Serie A y 305 en partidos oficiales, ese jugador tosco con el balón y dueño de los goles extraños, siempre al límite del fuera de juego y del reloj. Estar en el momento adecuado en el lugar preciso no es nada fácil en el fútbol, y en el Calcio menos. Gilardino, Vieri, Crespo, Tomasson... llegaron y se fueron, pero Inzaghi sigue ahí, esperando que el cuarto árbitro levante el tablón para variar el sentido de las cosas. Sí, es evidente, todavía quedan más momentos de Alta Tensione. Qué nadie lo dude.

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Nota 1: Las extrañas cuentas que acostumbra a mover la
UEFA suelen llevar a varias listas, a veces confusas. Así, en este caso, no se contabilizan ni los goles anotados en
Intercontinentales,
Mundiales de Clubes ni
Copas de Ferias. Las dos primeras por no ser europeas y la tercera por no considerarse “oficial” (?). En el caso de contabilizarse esta última, el máximo goleador sería el “Torpedo”
Müller, con
69 goles.
Nota 2: Filippo Inzaghi es todo un matador también en el campo del amor. Sin pareja oficial, es uno de los solteros de oro de
Italia y sus rumores de noviazgos varios son el pan de cada día en el mundo del amarillismo. Su último golazo lo ha marcado con
Alessia Ventura, una actriz y presentadora de televisión. Os dejo la foto. ¿Y todavía existe alguien que opine que Inzaghi no habría sido un buen fichaje en el pasado verano? Dónde haya una
Filippa, que se quiten 10
Hlebas.
Nota 3:
Filippo Inzaghi tiene un hermano pequeño,
Simone, que también es un delantero con gol, aunque menos mediático y prolífico que
Pippo. En la tercera foto aparecen los hermanos
Inzaghi antes de un
Juventus-Piacenza.
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Video 1: recolecta de goles