Ayer se escribió otra página negra del fútbol español y van ya… demasiadas. El que fue durante 60 minutos un auténtico partidazo lleno de emoción, idas y venidas en las dos áreas y polémica arbitral perfectamente solucionada por el colegiado (un '10' para Ayza Gámez en todas las jugadas dudosas), acabó de la peor forma posible. Pero ya nadie se acordará de los primeros 60 minutos. Lo que vino después fue tan patético que borró por completo la frase “partidazo” de la crónica por otro término muy distinto: “deleznable”.
Todo empezó en el minuto 31 de la segunda parte. Un balón mal rechazado por la zaga rojiblanca cayó en los pies de Puerta, que empaló la pelota cruzándola al palo largo de Leo Franco. Golazo. Ayza Gámez señala al centro del campo, pero el líner ha levantado la bandera. El colegiado va a hablar con él y le explica que el balón viene de un jugador rojiblanco: es gol (además, aunque viniera de un jugador de Sevilla, Puerta está en clara posición correcta). Lío al canto. La grada no lo acepta. Después de ver como a su equipo le pitaban dos penaltis en contra y le expulsaban a Luccin, el “gol fantasma” es la gota que vierte el vaso. Y sigo afirmando que la actuación de Ayza Gámez, hasta el momento, es de chapeau. Del plano de Puerta celebrando el gol, la televisión pasa a mostrarnos a Palop entregándole al colegiado una botella de Ballantines.
Y mientras Ayza Gámez le entrega la botella de vidrio al delegado de campo vemos como a Palop le ha golpeado algo en la cabeza. El partido se suspende mientras Torres le recrimina a Palop ser un “chivato”. Tremendo. El Calderón se ha convertido en esos momentos en el Coliseo Romano y la grada lanza decenas de objetos. Lamentable. Me viene a la cabeza el partido del Camp Nou en el que, como seguidor culé, pasé una temerosa vergüenza. Tristeza. Los jugadores del Sevilla abandonan el terreno de juego mientras los del Atlético se niegan a marcharse. No hay vuelta atrás. El partido está suspendido, o eso parece. El público abandona resignado el estadio, la televisión corta la emisión y por la radio hacen balance en caliente de lo ocurrido.
Todo da un giro de 180º a los 20 minutos. Por la radio observan atónitos como se están colocando de nuevo los banderines de córner mientras los recogepelotas se vuelven a colocar en sus puestos. El partido va a reanudarse. En TV3 aparece Mónica Terribes en su Nit al Día afirmando que el partido se va a terminar (no sé que hicieron las demás autónomicas ni TV2, pero TV3 volvió al Calderón). Ahí vivo el único (y para mí muy grave) error de Ayza Gámez: reanudar un partido que estaba ardiendo. Los aficionado vuelven corriendo a sus puestos mientras los 21 jugadores vuelven al terreno de juego. No sé que pasó en los vestuarios, pero mucho me temo que Ayza Gámez recibió alguna llamada “consejera” que quería matar el tema lo antes posible. La pelota, que estaba en casa de RFEF, pasó, de golpe, al colegiado. Lo que pasó después era previsible. Los aficionados, aunque en menor medida, siguieron lanzando objetos al terreno de juego. Mientras, los jugadores atléticos, incapaces de acercarse a la meta de Palop, perdían los papeles realizando entradas durísimas. Primero Petrov y luego Perea se iban a la calle con sendas tarjetas rojas (por doble amarilla) mientras Ibagaza se libraba de cobrar la misma suerte. A los 16 minutos de reanudación, el partido de la vergüenza terminaba por fin.
Antes de terminar, quiero mostrar cuatro reflexiones finales:
1. Aunque ayer no fueron sólo 5 o 6 los que tiraron de todo sobre el césped, quiero mostrar desde aquí mi apoyo a los miles de aficionados atléticos que no lanzaron nada de nada y que se vieron involucrados en todo el lío por unos cuantos descerebrados.
2. ¿Qué hacía Del Nido en el banquillo del Sevilla en la reanudación del partido? Tarjeta Roja para el cuarto árbitro.
3. Ya que yo siempre suelo atacar a los árbitros cuando realizan mal su trabajo, hoy quiero felicitar a Ayza Gámez por su magnífica actuación. Estoy seguro de que recibió presiones para que finalizara el encuentro y, aunque sea muy fácil decir que el árbitro debe ser responsable de sus decisiones, a ver quien es el guapo que se niega a cumplir órdenes de esta RFEF. Ayza Gámez se veía en Primera Territorial el año próximo y dijo: "Sí Wana".
4. Por último, quiero mostrar desde aquí mi enfado con algunos periodistas de algunas radios que no quiero mencionar. Ya está bien de acusar siempre al Barcelona de lo que ocurre en todos los terrenos de juego de la geografía española. Lo del partido de cochinillo fue problema de Barça y, aunque no se cerró el Camp Nou (como tampoco se han cerrado muchos otros campos por agredir, por ejemplo, a Reina a puñetazos) bastante ya ha sufrido el aficionado culé por lo acontecido aquél infame día en el Camp Nou. Cuando ocurrió el monedazo en Mestalla algunos dijeron que todo venía del partido del cochinillo, que aquellos hechos abrieron la veda. Y ayer igual. ¿Qué un descerebrado entrara en un campo de fútbol y tirara una botella de Ballantines era por culpa del Barcelona? ¿Qué cientos de aficionados tiraran de todo al césped era por culpa del Barcelona? Ya está bien de tirar la piedra y esconder la mano. Barran para casa señores que, al igual que aquél día el Barcelona tuvo un problema, ayer lo tuvo el Valencia y hoy lo tiene el Atlético de Madrid.
Video resumen del partido
1 comentario:
Muy de acuerdo con tu última reflexión. Parece mentira que cada vez que suceda algún hecho de este calibre se apunte al Barcelona. Se hace cansino ya...
Saludos!
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