02 diciembre 2005

Un Barça descerebrado Un Barça descerebrado


Fin de las clases en la Facultad. El puente empieza. Suspiro de alegría. Saco la llave y abro el coche. Me abrocho el cinturón, enciendo el motor y mientras bajo el freno de mano sintonizo RadioMarca… “la noticia del día viene claramente marcada por la grave lesión de Xavi…”. No presto mucha atención al titular mientras doy marcha atrás para salir del aparcamiento. “El centrocampista del Barcelona se ha roto esta mañana el ligamento cruzado anterior y estará seis meses de baja”. ¡Zas! No puede ser. Xavi, nuestro Xavi, ¡6 meses! Mientras me dirijo a la autopista por las vacías calles del Campus mi cerebro se ha vuelto a activar de nuevo. Empiezo a pensar en las repercusiones. Toda la temporada sin Xavi, y el Mundial, adiós. Y tenía que ser justamente ahora, en la temporada del Barça (las expectativas son enromes) y en la temporada mundialista. Y encima Xavi, el jugador de la Liga Española más en forma, el cerebro del Barça, el director de orquestra de la máquina azulgrana.
Todavía recuerdo aquel partido en Zorrilla, una noche fría de 1998. Van Gaal era el entrenador del Barça y estaba en la cuerda floja. Una derrota en Valladolid supondría su adiós, el cese que muchos culés esperábamos con ansiedad. Al día siguiente las crónicas venieron con dos nombre propios: Figo –que realizó el peor partido de su vida como azulgrana- y un tal Xavi –que marcó el gol que le salvó la cabeza (dura como una roca) a Van Gaal-. Desde aquel momento el joven jugador de Terrassa empezó a entrar, con tan sólo 18 años, en los planes del peculiar técnico tulipán. Aquella temporada jugó 17 partidos en Liga. Las dos siguientes temporadas fueron las de la lucha constante contra la sombra de Guardiola. En Can Barça la afición estaba acostumbrada al ‘4’ por delante de la defensa y la masa culé se empecinó en comparar a Xavi con el inolvidable ‘Pep’. Pero Xavi no era Guardiola y su juego más pausado y menos atrevido hicieron que se hablara de él irónicamente como el “nuevo Milla”. Aquellas dos temporadas fueron las mismas en las que el Barça empezó a perder, las dos primeras de las cinco de sequía. No fue hasta la 2001-02 cuando el medio de Terrassa se ganó la titularidad indiscutible con la zamarra culé. La implantación del doble pivote en el esquema de Barça le permitieron liberarse de las tareas defensivas y desplegar su juego rápido y vertical, el mismo con el que años atrás había llevado a la selección sub 21 al Campeonato Europeo. Además, Xavi pisaba más área y su efectividad goleadora aumentó (4 goles en 35 partidos de Liga). Las siguientes campañas fueron las de la consagración y Xavi se convirtió en un referente del conjunto culé. Además, su solvencia física le permitía jugar todos los partidos y estar siempre en una forma espectacular. Y ahí llegó Rijkaard para darle a Xavi la capitanía del conjunto culé junto a Puyol. Otro paso más del joven talento catalán (no hay que olvidar que sólo tiene 25 años). Además, Rijkaard implantó un exitoso 4-3-3 donde Xavi explotó.
Con el ex del Milán y Ajax en el banquillo, Xavi fue uno de los jugadores que permitieron la gran remontada en 2004 (su golazo en el Bernabéu en el minuto 84 jamás será olvidado por ningún culé) y, sobretodo, el motor que llevó al Barça a ganar la Liga pasada. Y ahí no acabarían los pasos del jugador, pues este mismo verano renovó con el equipo de Laporta hasta 2010 esquivando las voces de sirena que venían en forma de megacontrato desde Londres. Además, con la selección española en plena crisis, Aragonés le dio la batuta de la “roja” y el de Terrassa no decepcionó (33 partidos como internacional). Su exhibición en el partido clave, en el Calderón ante Eslovaquia, hicieron que toda España se rindiera a sus pies.
Y de ahí a hoy, al chasquido de la rodilla que le apartará hasta la temporada que viene de los terrenos de juego. El Barça se queda sin cerebro, ¿cómo pensará? En la temporada más ilusionante desde la 93-94 (Dream Team en estado puro y desenlace fatal en Atenas), Xavi no estará para intentar lograr el ansiado doblete. Se habla de Iniesta y de Van Bommel como posibles recambios. Son grandes jugadores, pero no son Xavi. Simplemente porque Xavi es el mejor del mundo en su posición. Para el juego cuando hay que pararlo, la pisa y se gira cuando toca y la da al primer toque cuando el partido pide ritmo. Es la pequeña pieza de un gran reloj casi invisible pero clave. Y qué decir del mundial. Con 25 años esta era la cita de su consagración a los ojos de Europa, la demostración que en la selección española hay un medio bajito que la toca como Dios. No podrá ser. Esperemos que el Barça sepa seguir deslumbrando al mundo sin cerebro. No es imposible, hay políticos que con mucho menos presiden las mayores potencias del mundo.

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