28 abril 2006

París será Kingdom Hearts (I)

Habrá París, habrá ciudad del amor, habrá Amelie, habrá Torre Eiffel, habrá Louvre, Pompidou y Orsay, habrá Notre Dame, habrá retratos por el Sagrado Corazón, habrá Moulin Rouge y Bateaux Mouches por el Sena, habrá luz y rotura de platos en el Barrio Latino, habrá Arco de Triunfo para uno de los dos y precios prohibitivos en los Campos Eliseos. Habrá Stade de France lleno hasta la bandera. Habrá dibujos animados en EuroDisney con Mickey y Pluto y en Saint Denis con Ronaldinho y Henry. Sí, sí, sí, habrá París.

Y por extraño que parezca, la finalísima del 17 enfrentará a los dos equipos europeos que más se han merecido llegar hasta la ciudad de la luz (hecho que no suele suceder). No en vano, son los dos únicos clubes que no han perdido ni un sólo encuentro de los 12 que han disputado. Así, el Arsenal llega con 8 victorias y 4 empates, 14 goles a favor y únicamente 2 en contra. A su vez, el Barcelona también se ha plantado en la final tras vencer 8 partidos y empatar 4, con 22 goles en su haber y 4 en el debe. Por lo que refiere al reparto de goles, hasta 8 jugadores del Arsenal ha conseguido cantar gol en esta edición de la Champions (Henry, 5; Pires y Van Persie, 2; y Touré, Gilberto Silva, Bergkamp, Ljunberg y Cesc, 1). Y en el Barça, 10 jugadores han perforado la red rival (Ronaldinho, 7; Eto'o, 5; Deco, 2; y Van Bommel, Messi, Gabri, Larsson, Ezquerro, Iniesta y Giuly, 1). De estos datos, podemos extraer dos conclusiones. 1. A pesar de la apariencia ofensiva de ambos equipos, los dos funcionan a la perfección defensivamente. 2. Tanto Arsenal como Barcelona son dos equipos que se plantan en el área rival con muchos jugadores que pueden marcar gol. Aún y así, mientras que en el Arsenal sólo destaca Henry (7 goles), en el Barcelona sobresalen en número de goles tanto Ronaldinho como Eto'o (7 y 5 goles, respectivamente).

Otro dato curioso es el referente a la nacionalidad de los integrantes de ambos finalistas. Así, pese a que el Barcelona será, por sorteo, el conjunto que dispute el encuentro como local, éste 'honor' bien debería ser para el Arsenal. Los gunners, a pesar de ser un conjunto inglés, desde la llegada a Highbury del galo Arsène Wenger en 1996 se han convertido en un club de marcado acento francés. De este modo, tras las lesiones de Ashley Cole y de Sol Campbell, en gran parte de la temporada ningún jugador británico ha formado parte del once tipo gunner. Además, en sus filas (seguro que me dejo algún canterano) cuenta con hasta 6 jugadores franceses (Diaby, Flamini, Clichy, Cygan, Pires y Henry). Por su parte, el Barcelona, pese a contar con más jugadores de nacionalidad española entre sus filas que el Arsenal ingleses (Valdés, Oleguer, Puyol, Xavi, Iniesta, Ezquerro, Gabri, Jorquera, Rodri), es un conjunto de claro tono brasileño. De este modo, hasta 6 jugadores de la actual plantilla azulgrana nacieron en Brasil (Belletti, Motta, Silvinho, Edmilson, Deco, Ronaldinho). Además, mientras el Arsenal cuenta con un brasileño (Gilberto Silva), el Barcelona también cuenta con un francés (Giuly). Dentro de este 'enfrentamiento' Francia-Brasil debemos situar el 12 de julio de 1998. Aquella fecha se disputó en el mismo Stade de France la final del Mundial 98 entre las selecciones de Francia y de Brasil (3 a 0; Zidane (2), Petit). Aunque de los 14 jugadores de ambas nacionalidades que hoy juegan en el Arsenal y el Barcelona (6+1 y 6+1) sólo dos estuvieron en aquella final (Henry y Pires, y ambos no disputaron ni un solo minuto), la final del 17 de mayo será como un reencuentro de aquella histórica final, una segunda parte. Esperemos, eso sí, que el tono, esta vez, sea brasileño y no galo.

Como véis, muchos son los datos que giran en torno a la finalísima de París del próximo 17 de mayo. En los próximos días iré desarrollando más números y más curiosidades del Barcelona-Arsenal que dirimirá el campeón de la 50a Copa de Europa.

PD1: En breve publicaré un post sobre todo lo referente a la finalísima Sevilla-Middlesbrough de la UEFA Cup.

PD2: Según aseguró ayer la Cadena Ser, el Atlético de Madrid ha contratado a Sergio Leonel, el 'kun', Agüero. De ser cierto, el club colchonero se ha hecho con los servicios de uno de los jugadores jóvenes con más futuro del fútbol mundial.

26 abril 2006

O todo o nada, sin medias tintas

>>> Queen - I want it all

Hoy es el día del todo o nada. Aunque el Barcelona sea ya el virtual campeón de Liga, esta noche, una eliminación frente al Milan sería la caída en el infierno, un nada en el casillero del imaginario culé. Lo siento, pero es que el nivel del equipo es tan grande que las expectativas de éxito nos han desbordado. No es prepotencia, es exigencia. A pesar del nivelazo del Milan de Shevchenko, Kaká, Inzaghi, Seedorf, Pirlo, Nesta y Maldini, este Barça debe ganar hoy. La derrota es totalmente posible, pero, de ser así, el batacazo sería enorme.

Este Barcelona merece jugar la final de París, más todavía tras vencer en el histórico encuentro de San Siro. Luego ya veremos. Las finales no entienden de favoritos ni de méritos, sólo responden a 90 minutos de locura donde los jugadores se transforman para bien o para mal en otros, pues el psíquico juega un papel tan o más importante que la calidad, el físico y la preparación táctica.

El de esta noche es el partido del 18 aniversario de todo adolescente. Esta en juego el hacerse mayor o el quedarse en niño con cuerpo de hombre. Y hoy queremos dejar de jugar a las chapas para pegarnos una timba de Póquer. El pulso es ante un veterano guerrillero curtido en mil batallas, con tatuajes en los brazos que homenajean victorias y cicatrices en la cara fruto de las derrotas más ruínes. Y al otro lado, un Barcelona casto y puro con ganas de pecar.

Hoy es el partido del todo o nada. No hay marcha atrás. Estamos cerca de la cima. El oxígeno escasea pero la bajada ahora es imposible. Ya saben, cuanto más alto subes, más grande es la caída, pero también mayor es el éxito. Parafraseando a Freddie Mercury, "lo queremos todo, y lo queremos ahora".

Lehmann hunde el submarino

El despertar no ha podido ser más trágico. En el fútbol, como en todas las facetas de la vida, ser mejor y perder es siempre doloroso. Y si encima te quedas a las puertas una final de Champions League tras vapulear a todo un Arsenal fallando un penalti a 2 minutos del final, el batacazo contra la dura realidad es de órdago.

Objetivamente, el Villarreal ha sido muy superior al Arsenal de Henry, Cesc y Touré. Los discípulos de Pellegrini han cuajado un encuentro fantástico -especial mención para Javi Venta- y han logrado encerrar en su propia área a unos gunners que ya no sabían cómo perder más tiempo para acabar con el justito pero válido 0 a 0. Al final, la falta de pegada amarilla en los 180 minutos de eliminatoria ha acabado por hundir en la miseria al Submarino Amarillo. Y por ello, el incombustible Eboué, el coloso Touré (gol incluído) y el infranquable Lehmann han sido los grandes protagonistas de la eliminatoria.

Tardará tiempo 'Guille' Franco en borrar de su mente las ocasiones perdidas como pasarán meses hasta que Riquelme olvide las manoplas de Lehmann parándole el penalti de la prórroga y, quién sabe ya, si de la final soñada. La imagen de un Touré eufórico abrazando al meta teutón contrastaba con la mirada 'a ninguna parte' de Riquelme y con los ojos llorosos de un abatido Roig en el palco y de 23.000 seguidores en la grada.

En caliente, es lógico que en Villarreal estén de luto. Antes del encuentro, el sueño de París parecía más una ilusión imposible que un hecho tangible, pero la superioridad demostrada hoy ante el Arsenal ha aumentado el cardenal del trompazo final. Con el tiempo, en Villarreal se darán cuenta de lo que han hecho y recordarán la temporada 2005-06 como un logro y no como una derrota. Así es el fútbol, un deporte lleno de pasión, emoción, alegrías y penas en el que pocas veces vencen los mejores. Hoy ha caído el Villarreal, pero las imágenes de su extraordinaria andadura en esta Copa de Europa jamás desaparecerán de la mente de todos.

El dato: Esta es la segunda vez que el Villarreal se queda a las puertas de una final europea. Hace dos temporadas, el Submarino Amarillo cayó en las semifinales de la UEFA Cup ante el Valencia tras empatar 0 a 0 en El Madrigal y perder 1 a 0 en Mestalla (gol de Mista).

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Fotos extraídas de www.marca.com
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Video: el penalti de Riquelme (martiperarnau.blogspot.com)

24 abril 2006

Larga vida al buen fútbol

En el pasado artículo afirmaba que el Barcelona debía ser ahora resultadista. Una vez el conjunto de Frank Rijkaard ha demostrado por activa y por pasiva ser el mejor equipo de toda Europa debe certificar esta condición alzando la Copa de Europa. Para ello debe empatar un partido en casa y vencer la finalísima de París (4 puntos --1+3, nunca 3+1-- en dos encuentros). Y para ello son innecesarios los taconazos, las rabonas y las jugadas de 17 pases al primer toque. Todo esto no significa que un equipo que quiere ser el mejor no deba practicar un juego bonito y atrayente para el aficionado. Así, el Barcelona, el Arsenal, el Milan, el Olympique de Lyon o el Werder Bremen han demostrado ser conjuntos que saben jugar al fútbol y dignos de ser situados entre los mejores del año. Estos equipos, cuando finalice la temporada, levantarán o no algún trofeo, pero sus aficionados no podrán decir que han pagado una entrada o un carnet de socio sin ver espectáculo.

Al otro lado de la balanza están los equipos que tienen al resultadismo como principal leit motive. Aquí encontramos, entre otras decenas de equipos, al Oporto de Mourinho, a la Grecia de Otto Rehhagel, al Valencia y Liverpool de Benítez, a la Juventus de Capello y al actual 'petroChelsea'. Como habréis comprobado, todos los citados comparten tanto el hecho de haber ganado títulos de renombre como el haber practicado un fútbol que ha aburrido hasta a las ovejas más marchosas. Algunos querréis salvar al Chelsea de Mourinho aludiendo a que los blues han jugado bien algunos partidos. No nos engañemos. Un equipo que gasta lo que gasta y que cuenta en sus filas con jugadores de la talla y la calidad de Lampard, Robben, Joe Cole o Drogba está obligado a mucho más que a ganar partidos por la mínima y con Terry de ariete en los momentos difíciles (ver 'paradigma del resultadismo').

Esta temporada, a pesar que tanto Chelsea como Juventus acabarán ganando sus respectivos campeonatos, los románticos del buen fútbol podemos sonreír. Por un lado, el superChelsky invencible acabará el año con más pena que gloria y con la sensación final de haber medio fracasado. Tras caer eliminados en octavos de final de la Champions ante un Barcelona que le bailó y le ganó en un estadio embarrizado a posta, los blues se alzarán con una Premier al final más sufrida de la cuenta y con la sensación de no haber sido tan dominadores como en invierno alardeaba Mourinho. Lo cierto es que tanto Manchester United como Arsenal despertaron muy tarde de un letargo extraño que permitió la escapada, al final irrevocable, de los blues. Lo que debería ser un título histórico (tercera Premier de toda su historia y segunda seguida) se ha convertido, al final, en un logro agridulce. Prueba de ello es la tercera megainversión que llevará a cabo Abramovich este verano con la intención de crear un Chelsea de leyenda. Jugadores no le van a faltar (de momento van Ballack y Shevchenko), pero quizá la filosofía del fútbol ofensivo y de altos quilates sí (no se deja de ser un equipo resultadista de la noche a la mañana). En segundo lugar, encontramos a la Juventus del siempre especulativo Capello que ahora sufre canínamente para certificar este Scudetto que parecía suyo desde el principio. A pesar de los constantes tropiezos del Milan y de las múltiples ayudas arbitrales que ha disfrutado durante toda la temporada, la Vecchia Signora sólo le saca tres puntos al conjunto de Berlusconi a falta de 3 jornadas. Con el calendario en mano está claro que el título no se le va a escapar, pero, al igual que al aficionado blue, el sabor final que le quedará al tifosi bianconero no es del todo dulce. En Champions, la Juventus fue vapuleada por el juvenil y alegre Arsenal de Wénger en el ya añorado Highbury demostrando además ser incapaz de atacar en la vuelta. Supongo que los 'mandamientos' de Capello se lo prohibían. La Juventus es un equipo que, históricamente, ha practicado un juego aburrido y tostón que jamás llenó ni llenará Delle Alpi. Si a esta filosofía de club le añadimos a Capello estamos juntando el hambre con las ganas de comer. Además, en Torino se espera un verano de lo más movidito. Los grandes pilares bianconeros están envejeciendo y la renovación de la plantilla parece ya inevitable. Jugadores como Thuram, Cannavaro, Emerson, Del Piero, Nedved, Vieira o Trezeguet están llegando ya al final de sus respectivas carreras y los nuevos buques insignias no acaban de convencer. Camoranesi ha tenido esta temporada muchos problemas con Capello y, tras su autoexpulsión de Highbury, parece estar más fuera que dentro de la Juventus. El segundo futuro líder, Ibrahimovich, está siendo muy criticado por su falta de gol y también podría hacer las maletas en busca de algún club que sepa anteponer su enorme calidad técnica a su falta de instinto asesino.

Por todo ello, podemos afirmar que esta temporada, y en contra de lo que históricamente suele suceder, el buen fútbol se ha impuesto al resultadismo. Así, equipos como el Barcelona o el Lyon han plasmado su jogo bonito en forma de Liga. Además, en la Champions League quedan vivos 4 equipos que prefieren una rabona a un gol de rebote y que, en algún momento, han vengando a los de su especie frente al bloque resultadista. De este modo, el Arsenal bailó a la Juventus, el Barcelona hizo lo propio con el Chelsea, el Villarreal pasó por encima del especulativo juego del Inter y el Milan se cargó al rocoso Bayern de Munich con un espectacular 4 a 1. Además, tras la injusta eliminación del vistoso Olympique de Lyon en manos de un Milan en aquella eliminatoria vestido de resultadista, el equipo de Ancelotti sucumbió en su propio estadio ante la magia de Ronaldinho e Iniesta.

Como cada año, muchos son los goles, jugadas, equipos y jugadores que entrarán en el anuario de la temporada 2005-06. Y como siempre saltará alguna sorpresa. Una de ellas, la victoria del jogo bonito en el apartado 'buen fútbol versus resultadismo'. La siguiente 'batalla' de este parámetro la viviremos en el próximo Mundial. Del lado del jogo bonito estarán Brasil y Holanda que deberán enfrentarse a las Italias y Alemanias amantes del 1 a 0. ¿Quién ganará? Si sigue la dinámica de esta temporada la canarinha debe alzarse con el trofeo sin bajarse del autobús.

El paradigma del resultadismo

El hecho de jugar mal y ganar proviene del síndrome de sentirse inferior. Los que hemos jugado a fútbol lo sabemos. El día que jugabas contra el líder que metía un mínimo de 7 goles por partido te encerrabas atrás y buscabas el gol salvador en el único córner que tendrías. Aquél día sufrías, corrías como un gallo sin cabeza y no disfrutabas para nada del fútbol. Pero al final, si sólo perdías 2 a 0, te sentías feliz. Además, si el más alto del equipo marcaba el gol soñado en ese único córner habías logrado la machada y la euforia se desataba en el vestuario. La semana siguiente, aunque jugarás contra el último, ya te valía el 1 a 0. Eran 3 puntos más. No debías esforzarte en crear fútbol ni en buscar los huecos en la defensa rival. Sólo debías correr detrás de la pelota y buscar el pelotazo para que en algún despiste rival tu delantero marcara gol. A la larga, esa pelota del sentirse inferior te había situado líder de la tabla. Ya no sabías tocar la pelota al primer toque y el bueno del equipo sólo era un chupón filigranero que el entrenador dejaba en el banquillo. Tú, que corrías detrás de la pelota como un poseso y que dabas el pase del gol de la victoria desde 60 metros sí que eras bueno. Pero un día el remate de ese córner salvador se iba al palo y perdías 0 a 1 por “un error de concentración”. A la siguiente semana te pones por detrás en el marcador y eres incapaz de remontar simplemente porque no sabes ni por donde empezar a atacar. Al final pierdes por 3 a 0. Pasan dos meses y ni ganas ni juegas a nada. Te das cuenta de que no eres tan bueno y te vuelves a sentir inferior. Este es el “paradigma del resultadismo”. El problema es que muchas veces acaba en éxito y no en fracaso.

El Club Atlètic de Masnou en el Planet Futbol

El sábado visité el Planet Futbol y aluciné al ver que el segundo equipo de Masnou, el Club Atlètic de Masnou, club en el que por cierto tuve el honor de jugar durante 4 temporadas, tenía un stand propio. Este hecho tiene más mérito si tenemos en cuenta que fue el único club de una categoría inferior en tener presencia propia en la Feria Internacional de Fútbol. Así pues, muchas felicidades a todos los responsables de haber llevado al Atlètic hasta el Planet Futbol.

Club Atlètic de Masnou, un caso único (Mundo Deportivo)

21 abril 2006

Ahora hay que ser resultadista

No descubro América si digo que el barcelonismo está atravesando uno de sus momentos más dulces de los últimos 10 años. La Liga está en el saco a falta tan sólo de la confirmación matemática y el sueño de la Champions cada vez parece menos descabellado. Mientras el mundo entero se rinde ante el jogo bonito y efectivo del equipo de Rijkaard, al aficionado culé se le acaban los dedos de las manos para contar a sus ídolos. Ronaldinho, Eto’o, Messi, Deco, Puyol, Márquez, Larsson y Xavi son los favoritos de una plantilla que puede marcar historia, una plantilla que, como afirma el maestro Perarnau (sexto artículo), podría en un futuro llegar a “ser de leyenda” como en su día lo fueron el Ajax de Cruyff, el Bayern de Beckenbauer o el Milan de Sacchi y los tres holandeses.

Eso sí, no hay que olvidar que el fútbol es para los ganadores y no para los perdedores. Es mejor jugar mal y ganar que jugar de maravilla y quedar en las crónicas como el subcampeón. Del segundo nadie se acuerda. No aparece ni en los museos ni en los anuarios. Los subcampeonatos (y ya no digo el caer en semifinales) sólo figura en la historia como un recuerdo amargo del aficionado que padeció la derrota. ¿Por qué en todos los videojuegos de fútbol de los 90’ los cuatro mejores equipos eran Italia, Argentina, Alemania y Brasil? Pues porque eran los campeones de España 82’, México 86’, Italia 90’ y USA 94’. Ni más, ni menos. Ningún programador pensó en poner entre los elegidos a la Holanda subcampeona del 74’ y del 78’. Era la ‘Naranja Mecánica’ que hizo babear a más de uno, de dos y de cien, pero en la historia ha quedado como una selección derrotada, una ‘segundona’.

El Barcelona no jugó bien en San Siro. Es cierto que en la segunda parte bailó a un Milán tocado y hundido tanto psíquica como físicamente, pero a nivel global no fue superior al equipo de Ancelotti. Nadie duda de que el resultado justo hubiese sido un empate, pero en San Siro se tornaron los papeles y el Barcelona, sin hacer un partidazo de manual, acumula hoy todos los elogios. Para la vuelta del Camp Nou y la posible final el aficionado culé no debe pedir espectáculo. Hoy por hoy nos debe valer con un 0 a 0 en Barcelona y un 1 a 0 de penalti en París. El Barcelona ya ha demostrado sobradamente ser el mejor equipo europeo del momento. Ahora falta el sello, la foto con serpentinas azul y granas mientras Puyol levanta la Copa de la grandes orejas, el video de la locura culé con el We are de Champions del maestro Freddy Mercury de fondo.

El estudiante ya ha demostrado que merece el 'Sobresaliente', pero la Copa de Europa no entiende de evaluaciones continuas. Para aprobar hay que pasar el examen final. O sacas un 10 o sacas un 0. Y a estas alturas, si el equipo de Rijkaard debe copiar, pues se copia y punto.

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Foto 1: Ilustración del buen entendimiento actual grada-equipo.

Foto 2: La Naranja Mecánica que perdió dos Mundiales seguidos en la final (y ante las dos anfitrionas).

Foto 3: Ronaldinho haciendo de las suyas.

19 abril 2006

Jaque (casi mate) al rey rossonero

Pocos seguidores azulgranas soñaban ayer con salir de San Siro con una victoria. Todos, o casi todos, se conformaban con meter un gol (1-1 o 2-1) y jugársela a cara de perro en el Camp Nou. Yo me incluyo. Antes de los partidos del Bernabéu y de Stamford Bridge la nota dominante entre el aficionado culé fue el optimismo. La buena marcha del equipo en ambos avantmatch nos hizo, incluso, ser algo prepotentes. Ayer no. Ayer circulaba por la cabeza de muchos un miedo a tropezarse en el penúltimo escalón. ¿Los motivos? Varios: 1. Las bajas de Larsson, Messi y Deco (no nombro a Xavi porque nuestros ojos ya se han acostumbrado a no verle sobre el campo) ponían sobre el césped un ‘once’ obligado sin revulsivos en el banquillo, 2. Que el rival fuera el Milán (aquél 4 a 0 de Atenas y la imagen de Shevchenko perforando la meta de Valdés son síndromes todavía permanentes en el imaginario culé) y, sobretodo, 3. El vaivén del equipo en las últimas fechas (partidos faltos de ritmo en la Liga con empate incluido ante el eterno rival, sufrimiento excesivo ante el Benfica...). Todo ello mezclado se convirtió en una masa compacta que provocó, por primera vez en la temporada, un miedo real a la derrota y en el momento menos indicado.

Y dio la sensación de que lo mismo les sucedió a los propios jugadores. Así, los primeros 15 minutos fueron de infarto. El centro del campo culé no existía y las llegadas rossoneri presagiaban gol. El primer susto fue de órdago: Gilardino recibe de espaldas y, de la nada, saca un trallazo que golpea en el poste de un Valdés vendido. Poco después, el meta azulgrana manda a córner un testarazo de un Shevchenko ayer muy apagado. Luego vinieron las cabalgadas de Kaká, Seedorf y de Serginho que, aunque acabaron en nada, nos mostraban a un Barça apelmazado y muy metido en su área. Ancelotti le estaba ganando la partida de ajedrez a Rijkaard con la estrategia de “acoso y derribo”. Pero minuto a minuto Rijkaard fue adelantando piezas y las tablas se impusieron. Iniesta empezó a tocar, Edmilson dio tres pasos hacia delante y el alfil Giuly inició sus diagonales. Los amarillos fluorescentes empezaron a pisar el área rival y, primero Giuly, y luego Eto’o, inquietaron a Dida y provocaron los primeros ‘run-runs’ en la grada de San Siro. Con ello se llegó al descanso. La partida estaba en tablas. Por puntos iría ganando el Milán, pero en cansancio también.

Ya en los dos primeros minutos de la reanudación se vio que el partido había cambiado. Del juego lento de ambos sin profundidad se pasó a dos idas y venidas agradables a la vista de los aficionados imparciales pero taquicárdicas para los seguidores de unos y otros. Mientras el Milán lanzaba sus últimos dardos (Gilardino en claro fuera de juego erró un gol cantado), el Barça se empezó a gustar. Con Ronaldinho caído al centro e Iniesta en plan Guardiola el conjunto de Rijkaard inició un festival de ‘pim-pams’ en quinta velocidad. Y ahí llegó el gol, obra de una genialidad. Ronaldinho aguanta el intento de derribo de Gattuso y lanza un pase inimaginable para todos menos para el que va dirigido. La diagonal derecha-izquierda de Giuly le deja en posición de chut, y con la izquierda lanza un trallazo que se cuela por el palo de Dida. En aquél mismo instante se aprecia como la suerte estaba, por fin, del lado culé. El chut, la posición y la dirección del balón son idénticos al poste de la primera parte de Gilardino, pero el balón de Giuly sí toca la red. Es el 0 a 1. Es, si me permiten, el milagro. El ‘jaque al rey’ deja muy tocado al Milán. El equipo de Ancelotti llevaba ya varios minutos agotado físicamente y jugando sólo con el corazón. El golpe moral es pues tremendo. Más aún cuando los posteriores ataques rossoneri son contestados con tres contraataques que casi sentencian la eliminatoria (Ronaldinho al poste, falta al borde del área de Nesta y chut peligroso de Iniesta tras un seguido de triangulaciones vertiginosas). ¿La respuesta de Ancelotti? Sacar a Cafú, Maldini y Ambrosini para sellar la portería y buscar pelotazos al área rival. Eso sí, los últimos 5 minutos fueron dramáticos para la parroquia culé. Parecía que el Milán, como equipo italiano, debía marcar al final en una jugada embarullada. Y casi lo logran. Pero por suerte, ni el Milán es tan italiano como la Juventus, ni Ambrosini es tan oportunista como Inzaghi.

Con el pitido final la sensación es muy buena. Sin ser netamente superior, el Barcelona ha logrado vencer en un templo casi inexpugnable como San Siro (el Barça llevaba 46 años sin vencer en el feudo milanista) con un equipo plagado de bajas (en el último cambio Rijkaard tuvo que escoger entre Maxi, Ezquerro y Gabri). Aún y así, el pescado no está, ni mucho menos, totalmente vendido. Faltan 90 minutos de infarto. La partida de ajedrez ha llegado a su ecuador con Rijkaard cantando ‘jaque’ y dejando al rey rossonero muy tocado. Falta la puntilla, el mate definitivo. La torre Eiffel está cerca, pero ante un equipo italiano y con Inzaghi entre sus filas debemos ser cautos. Ya saben: así somos los culés.

El dato: La pasada temporada se acusó al Barcelona de inmadurez. Jugó muy bien al fútbol y arrolló a sus rivales, pero perdió los tres grandes partidos de la temporada (4-2 en el Bernabéu, 2-1 en San Siro y 4-2 en Stamford Bridge). Este año, el conjunto de Rijkaard ha girado la tortilla y ha vencido en los mismos tres templos (0-3 en Chamartín, 1-2 en Londres y 0-1 en el Giuseppe Meazza). Se acabara ganando o no la Champions League, pero lo evidente es que este equipo ha madurado, y mucho.

La anécdota: los protagonistas son Rijkaard y Giuly y la explicó tras el partido el propio técnico holandés. Se ve que en el descanso Rijkaard le comunicó al jugador galo que lo sustituiría a los 10 minutos de la reanudación. Giuly le pidió más minutos y Rijkaard le alargó el cambio hasta el 15'. El menudo extremo francés volvió a regatearle y el técnico azulgrana le otorgó otros 5 minutos más. Así pues, Giuly saldría del campo en el minuto 70. A los 12 minutos del segundo tiempo, Ludovic Giuly anotaba el gol del Barça y en el 70' era sustituido por Belletti. Si Rijkaard no hubiese aceptado el regateo, en el 50’ habría sacado a Giuly y ese gol jamás hubiera existido. Que el técnico holandés explique esta anécdota le hace grande, pues la intención es evidente: Rijkaard ha aplaudido elegantemente a un jugador que lo ha pasado muy mal tras verse relegado por Messi. Cuando un jugador está motivado debe jugar y, ayer, Giuly demostró que tenía unas ganas locas de reivindicarse.

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Todas las fotos han sido extraídas de la página web de El Periódico de Catalunya (www.elperiodico.com)

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Video (www.elpenalti.com): resumen del Milan-Barcelona

18 abril 2006

Cuestión de estilos












Ya está aquí. Sólo restan 11 horas. AC versus FC por una plaza como favorito en la final de Saint Denis. La mayoría de analistas dicen que la eliminatoria se decidirá dentro de 8 días en el Camp Nou. Yo creo lo contrario. El partido de hoy es la clave. Ancelotti dijo ayer que firmaría el 1 a 0. Es más, llegó a afirmar que lo más importante para su Milan es que el Barça no marque, por lo que incluso un 0 a 0 no le iría nada mal.

Está claro que el Milan quiere saltar al Camp Nou con un resultado a favor que le permita especular atrás para que Pirlo, Seedorf o Kaká aprovechen las diagonales de Shevchenko. La estrategia rossonera es evidente: eliminatoria a pocos goles, especulación y contraataques demoledores del delantero que mejor se desmarca del mundo: Shevchenko. No descubro nada si digo que el Milan es un equipo que ha aniquilado las carencias del típico fútbol italiano (tiene más jugadores con técnica que perros de presa y apuesta por el juego ofensivo) pero que se ha quedado con sus virtudes (defensa bien colocada y veterana y delanteros que meten un gol con media ocasión).

El Milan tiene la mejor defensa del mundo: bien colocada, expeditiva y curtida en mil batallas. Por delante un jugón como la copa de un pino (Pirlo) que, aunque no atraviesa sus mejores momentos, sigue siendo la representación de la mente de Ancelotti sobre el campo. Marca el ritmo más conveniente para su equipo y pocas veces pierde la posición. Además, es el especialista en las jugadas de estrategia. A un lado tiene un perro de presa como Gattusso y al otro costado a un 'pelotero' como Seedorf. El cóctel nos da un centro del campo duro, bien posicionado y con la calidad suficiente para mover a todo el equipo al tempo que pida el marcador. Arriba está lo bueno: un estilista de corte y confección con un fútbol de alta costura (Kaká), un delantero todoterreno, móvil y efectivo (Shevchenko) y un killer del área que mete para dentro todo lo que toca (Gilardino).

¿Las carencias del Milan? 1. Un portero muy irregular que pasa por un mal momento. 2. La edad de la defensa le aporta veteranía, pero también supone una falta importante de frescura que puede sufrir con la velocidad típica del ataque azulgrana (de ahí la importantísima baja de Leo Messi). 3. La inseguridad defensiva que ha sufrido el Milan en la Champions League (9 goles en 10 partidos). 4. La falta de reacción que ha mostrado esta temporada. Aunque ha remontado eliminatorias, éstas han dependido más del factor "Pizzi Macanudo" que de una verdadera capacidad de reacción. El Milán disfruta cuando va por delante en el marcador y puede imponer su ritmo, pero sufre cuando debe correr y tomar la iniciativa. ¿Un ejemplo? El partido que perdió hace dos semanas 1 a 0 contra el flojo Lecce.

Hoy se avecina un partido a cara o cruz. Ancelotti quiere un resultado corto a favor que le permita jugar con el reloj mientras Rijkaard debe buscar el gol que obligue a marcar al Milan en el Camp Nou. Un resultado corto sería la victoria de la veteranía y del saber hacer del Milan. Un resultado con goles supondría un paso adelante de la frescura y la velocidad de los jóvenes padawans del Barça. No digo que el Barcelona deba salir a loco en busca de un gol.
En mi opinión, si el equipo de Rijkaard impone su ritmo endiablado de juego, los goles (o al menos las ocasiones) caerán por su propio peso. Es una lucha de estilos. Quien imponga el suyo habrá metido un pie en la final. El otro pie ya es aleatorio y dependerá de la diferencia entre el minuendo (acierto de los porteros-defensas) y el sustraendo (acierto cara el gol de los Eto'o, Ronaldinho, Shevchenko y Gilardino). Llegó la hora de la verdad. El tercer gran encuentro del Barça de esta temporada. Los dos primeros los ganó (Bernabéu y Stamford). El refrán dice que "no hay dos sin tres", pero esto hay que certificarlo sobre el césped. La lucha de estilos está servida. Hagan sus apuestas.

El dato 1: Dos referencias de los Milan-Barça con Ancelotti y Rijkaard cara a cara. Por un lado, tenemos los dos enfrentamientos de la liguilla de Champions del año pasado. 1 a 0 en San Siro para el Milan (gol de Shevchenko) y 2 a 1 para el Barça en el Camp Nou (Shevchenko, Eto'o y Ronaldinho). De repetirse estos resultados pasaría el Milan por el valor doble de los goles en campo contrario. El otro referente es más cercano pero menos significativo. Se trata del reciente homenaje a Albertini. Cuando estuvieron sobre el césped los jugadores actuales, el Barcelona venció 0 a 1 (gol de Eto'o de penalty). Así pues, global de 1 a 1.

El dato 2: Shevchenko ha anotado un total de 57 goles en competiciones europeas (53 en Copa de Europa/Liga de Campeones, 3 en la Copa de la UEFA y 1 en la Supercopa Europea) y está a 12 de igualar los 69 de Gerd Müller. De estos 53 goles en Champions, 5 se los ha marcado al Barcelona (3 goles con el Dinamo de Kiev y 2 con el Milán).

08 abril 2006

Las piernas de Messi no tienen precio

Me voy de Semana Santa y no actualizaré el blog hasta el martes 18, pero antes, os dejo los dos anuncios que Master Card ha hecho en Argentina de cara al Mundial de Alemania. La imagen de la campaña es Leo Messi.



06 abril 2006

Menos Scottex y más baberos

No sé que ocurre en Barcelona. ¿Nos hemos vuelto locos o me he perdido algo? Qué si no jugamos bien, que si hemos sufrido ante el Benfica, que si los jugadores están agotados física y mentalmente, que si... Yo soy un culé pesimista y catastrofista que ayer, en el minuto 70, pensó que el Benfica iba a empatar a 1 con total seguridad. Aún y así, ahora mismo creo que soy de lo más positivo que hay en Barcelona. Se ha creado una bola de miedo que no acabo de comprender aunque todo indica a que se debe a esta extraña idiosincrasia de la masa culé de pasar de la euforia absoluta a la más enorme de las cagaleras.

Ayer el Barça pasó a semifinales 4 años después de travesía por el desierto europeo ¡y estamos acojonados! De sufrir, sufrimos, pero es que señores, eran los cuartos de final de la Champions League. ¿Qué el Benfica es un equipo flojo con una defensa de risa? Esa es la sensación, pero con la misma sensación se cargaron a Liverpool y a ManU y han sido apeados logrando ser uno de los equipos europeos con menos goles encajados en el torneo continental. Es que hasta parece que la eliminatoria ante el Milan esté ya perdida antes de jugarla. Qué si jugando así nos meterán 4 en San Siro, que si Simao no es Shevchenko, que si Kaká nos hará un ocho, que si... El partido de Milán nada tiene que ver con el del Benfica, la motivación no será la misma y, que nadie lo olvide, el equipo tampoco.

Para mí, una de las claves de este 'mini bache' de juego y resultados que ha pasado el Barça tras eliminar al Chelsea ha sido la baja de Leo Messi. Con el joven argentino, el ataque azulgrana se vuelve mucho más imprevisible y profundo. La defensa rival debe bascular hacia ambos lados para tapar también a Ronaldinho y con una circulación derecha-izquierda y viceversa rápida es cuando el Barça destroza a sus rivales. Además, Messi pasa a ser, junto a Ronaldinho, el segundo punta que baja a recibir abriéndole hueco a Belletti y liberando a Eto'o. Si os habéis fijado, con la baja de Messi y la entrada de Larsson el ataque del Barça se ha taponado por el centro. La banda derecha desaparecía por completo y el único juego exterior se desarrollaba por la izquierda. Con ello, la defensa rival basculaba hacia Ronaldinho y el ataque restaba atascado e inoperante. Ello propiciaba sincronismos peligrosos y poco fructíferos. En primer lugar, Ronaldinho, harto de verse rodeado, caía hacia el centro para participar más en el juego. En segundo lugar, Eto'o bajaba a recibir muy abajo y desaparecía en esos metros finales tan necesarios para el camerunés. Parecía que Giuly solucionaría el desbarajuste, pero en partidos caseros donde el equipo rival acumula una línea de 4 y otra de 5, el juego del galo pierde muchos enteros ante su falta de regate e improvisación. Por todo ello, y por el miedo escénico que provoca, el retorno de Messi es fundamental para que el ataque del Barcelona vuelva a ser demoledor. Y Messi ya está recuperado.

Otro punto que no hay que perder de vista es el número de bajas que, junto a Messi, ha asolado al equipo. Márquez, Edmilson, Motta y Xavi (más los dos partidos seguidos de Puyol) han sido ausencias muy importantes que han afectado al juego del equipo. Quitando la baja de Xavi (hace ya muchos meses que el de Terrassa no está) y la circunstancial de Puyol por acumulación de tarjetas, los otros tres son todos centrocampistas defensivos básicos en el planteamiento de Rijkaard. Sin su juego de contención el equipo ha debido multiplicar esfuerzos en la medular y ha perdido la frescura tanto en la velocidad del balón como en la creatividad en los metros finales. Ello ha propicionado que Deco haya jugado sus peores partidos desde que está en Barcelona. La misma sensación de mediocridad ha dado el juego de Van Bommel. Sin un creador nato como Xavi (siempre he dicho que Iniesta es más enganche que organizador) y sin un centrocampista de contención como Motta, Márquez o Edmilson, ha aparecido la peor cara de Deco y de Van Bommel que, además, han acumulado un cansancio que ha empeorado todavía más su juego. No es casualidad sino causalidad. Y los tres también están al caer.

Con todo ello quiero argumentar mi optimismo -en la medida de lo posible ante mi pesimismo crónico- de cara al futuro que nos espera. No hay nada mejor que llegar al último mes y medio de competición con los objetivos claramente cercanos. La Liga está prácticamente sentenciada y la Champions a 270 minutos. ¿La eliminatoria ante el AC Milan? Lo tenemos complicado tanto como lo tiene el equipo rossonero. Es un cruce al 50%, a cara de perro. Hay que dejarse los calzoncillos en los dos partidos, luchar, mover el balón, buscar las viejas piernas de los defensas rivales y contener el peligroso ataque de los Kaká, Seedorf, Shevchenko y compañía. En cierto modo, hay que jugar como lo hicimos ante el Chelsea.

Opciones intactas, recuperación de bajas importantes, buen clima, sol, luz hasta las 8 y media de la tarde. ¿De qué nos quejamos? El futuro es inmejorable, así que menos Scottex y más baberos, que lo bueno está por llegar.

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El dato (a partir de hoy sección fija): El FC Barcelona es el único equipo europeo que puede alzarse con el doblete Liga-Champions League. Ni Milan, ni Villarreal ni Arsenal tienen opciones de ganar su Liga casera mientras los diferentes campeones virtuales de Liga, lógicamente, no pueden jugar en París.

El dato 2: Como ya apunté hace unos días, el Barcelona es el único campeón de Liga de la 2004-05 que todavía sigue vivo en la Champions League. Si esto fuera de verdad una Liga de CAMPEONES, deberíamos estar todos en Canaletes.

El dato 3: Con total seguridad habrá finalista inédito, pues es la primera vez que tanto Arsenal como Villarreal alcanzan una semifinal de Copa de Europa. Los dos ya han hecho historia, pero el que pase la agrandará todavía más.

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Foto1: Eto'o celebrando el gol de la tranquilidad ante el Benfica. (martiperarnau.blogspot.com)

Foto2: Messi entrenándose con total normalidad.

Foto3: el mexicano Márquez es una pieza básica en este Barça. ¿Por qué Laporta y los suyos todavía no le han renovado?

Foto4: Deco celebrando un gol con su temperamento característico.

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Video resumen del Barça-Benfica (www.futbolarte.com)


05 abril 2006

Salvadores Habituales

En 1995 Bryan Singer dirigió una de las mejores películas que he visto en mi vida: Sospechosos Habituales. Con un fantástico reparto encabezado por Chazz Palminteri (el doble indiscutible de Jose Antonio Luque), Benicio del Toro, Gabriel Byrne y Kevin Spacey, Synger narró una historia llena de tensión, suspicacias y misterio con el místico ‘Keyser Soze’ de fondo. Los protagonistas son 5 expertos en el arte del robo que siempre son sospechosos de delinquir. Contra todo pronóstico, dicho film se acabó llevando dos Oscars de la Academia: Mejor Actor Secundario (Kevin Spacey) y Mejor Guión Original.

Ayer, mientras estaba viendo los resúmenes de los partidos de la Champions League, lo tuve claro: se había reescrito la obra de Singer sobre un terreno de juego bajo el nombre de Salvadores Habituales. Ayer los protagonistas no fueron sospechosos, fueron, como es habitual en ellos, salvadores. Sus nombres: Rodolfo Martín Arruabarrena y Filippo Inzaghi.

El primero, Arruabarrena, ya “salvó” al Villarreal en los octavos de final frente al Glasgow Rangers anotando el gol del empate a 1 que metió al Submarino Amarillo entre los ocho mejores del continente. Ayer, el “vasco” volvió a aparecer en el punto de penalti para peinar al fondo de las mallas el gol más importante de la historia amarilla. Curiosamente, el tanto de anoche es el segundo que anota el lateral argentino en toda la temporada y en todas las competiciones con el Villarreal. Los dos han sido en la Champions League y, los dos, han sido salvadores.

El otro salvador habitual, Inzaghi, es ya un clásico en este arte. El ‘Pippo’ es hoy en día el máximo especialista europeo en anotar goles entre el minuto 85 y el 92. Supongo que por eso tiene esa forma tan pelicular de celebrar los goles como si el diablo le hubiera poseído aumentando su euforia a límites insospechados. Ayer, viendo el nivel de unos y otros, Ancelotti tenía claro que sólo un 'milagro' podía meter al Milan en las semifinales y apostó por Inzaghi desde el minuto 1. Y el ‘hombre milagro’ no defraudó. ‘Pippo’ anotó el primero tras un testarazo maravilloso pero la rápida respuesta de Diarra dejaba al conjunto de Berlusconi fuera de Europa. El 1 a 1 se mantenía mientras el Milan corría tras los ‘robots’ de Gérard Houllier. El segundo del Lyon se mascaba en el ambiente. Los galos eran mejores, llegaban con sorprendente facilidad a los dominios de Dida y acumulaban muchos más jugadores delante del balón. Pero en el 89' apareció el salvador para meter al Milan en semifinales. El balón de Shevchenko se negó a entrar circulando por la línea de gol. El esférico tenía que ser empujado por el ‘Pippo’ para aumentar así su leyenda de salvador habitual.

Además, siguiendo con el paralelismo entre el film y la jornada de anoche, la película de ayer también se merece los dos Oscars que se llevó Sospechosos Habituales. Por un lado, la estatuilla al Mejor Guión Original es, sin duda, para el Villarreal. Su historia en esta Champions es maravillosa y digna de ser llevada al celuloide. Que una ciudad de 48.000 habitantes tenga a su equipo entre los 4 mejores del continente europeo no es grande, es enorme. Contaba anoche Craioveanu en Digital Plus una anécdota de cuando él jugaba con el Villarreal en Segunda División. Cuando Roig llegó a la presidencia les dijo a sus jugadores que en tres años estarían jugando en Europa. Cuando el nuevo “presi” se fue del vestuario, la plantilla comentó entre risas: “este tío está loco”. El tiempo ha mostrado que no estaba, ni mucho menos, loco. El guión original escrito hace tres años por Roig se merece el Oscar.

La otra estatuilla queda bastante clara. El Mejor Actor Secundario fue anoche Pippo Inzaghi. Tras pasar por un calvario en forma de lesiones, el ariete italiano pasó a ser el cuarto delantero del cuadro rossonero tras Shevchenko, Gilardino y Vieri. Tras recuperarse de sus dolencias y tras la marcha de 'Bobo' al Mónaco, Inzaghi fue jugando minutos pero su papel en el equipo era casi testimonial. Ayer Ancelotti se agarró a su mística y Filippo no le defraudó. No estaría de más que Marcello Lippi le recuperara para el Mundial, aunque sólo fuera para jugar los tiempos de descuento.

Salvadores Habituales fue ayer la gran película de la jornada de Champions. Un film lleno de violencia (¿qué hace Materazzi jugando al fútbol?), mística y emoción. A ver qué película vemos hoy. El Oscar para el Actor Revelación queda claro que es para Cesc Fábregas, pero: ¿ganará el Barcelona el Oscar a la Mejor Película? ¿o será Ronald Koeman quien se alce con la estatuilla al Mejor Director? A partir de las 20:45 saldremos de dudas.

PD: Aunque es cierto que ayer tuvo una suerte loca, no hay duda que el AC Milan es el mejor equipo europeo del último lustro. Con el pase de ayer, el AC Milan lleva 4 semifinales de Champions League en las últimas 5 ediciones.

- Fotos1: carátula de Sospechosos Habituales

- Foto2:
Arruabarrena celebrando el gol de anoche

- Foto3: la locura de Pippo tras su gol salvador contra el Lyon

- Foto4: la plantilla amarilla que ha obrado el milagro

- Foto5: Inzaghi en una de sus celebraciones habituales

Videos

Resumen del Villarreal-Inter (www.futbolarte.com)



Resumen del Milan-Lyon (www.futbolarte.com)

03 abril 2006

¿Liga de CAMPEONES?

Año 1955. Santiago Bernabéu y el diario francés l’Equipe impulsan un nuevo torneo que cambiará la historia del fútbol europeo: la Copa de Campeones de Europa. Dicha competición suplantaba a la Copa Latina (1949-1957) y enfrentaba a los campeones de las Ligas más importantes de Europa en un contexto de creciente Guerra Fría (nacen la OTAN y el Pacto de Varsovia). Por eso califico de maravillosa la frase de Paul Auster: “El fútbol es un milagro a través del cual Europa ha encontrado una forma de odiarse sin destrozarse".

Año 1992. La UEFA, por motivos para mí estrictamente económicos y para ellos puramente deportivos (aumentar la competitividad, espectacularidad, etc.), decide cambiar el formato de la competición. En lugar de eliminatorias desde el principio se jugará antes una liguilla previa (de ahí Champions League) que aumentará el número de partidos y, por lo tanto, de ingresos. Además, años después se decide que no sólo participen los campeones caseros y se añaden los segundos, terceros y, incluso, cuartos clasificados (dependiendo del nivel otorgado por la misma UEFA de la Liga en cuestión). Con esta decisión, la UEFA se cargó el espíritu inicial de la competición, limitó la espectacularidad del torneo y, paralelamente, dilapidó la calidad y la importancia de la exgrande Copa de la UEFA. Además, como tanta organización de copas resultaba sumamente costosa, se eliminó de un plomazo la fantástica Recopa de Europa.

Con todo, hoy tenemos una Champions League emocionante como siempre pero desarraigada de sus orígenes. De los 8 participantes que quedan en liza, sólo 4 (Benfica, Barcelona, Olympique de Lyon y Juventus) ganaron el pasado año su Liga y, si el Arsenal elimina a la Juventus y el Milan al OL, podría darse el caso de que únicamente un campeón estuviera en semifinales (Barcelona o Benfica). Además, con el transnacionalismo balompédico causado por la ley Bosman, hoy en día parece inviable que un equipo rumano, escocés o, incluso, holandés vuelva a alzarse con un título que en su día lograron, entre muchos otros, PSV, Ajax, Feyenoord, Estrella Roja, Celtic o Steaua de Bucarest. Curiosamente, la actual Liga de Campeones se parece más que nunca a la primitiva Copa Latina en la que sólo participaban equipos de Francia, Italia, Portugal, Inglaterra, Alemania y España (luego se saldrían Inglaterra y Alemania).

La Liga de Campeones es hoy emocionante, maravillosa, estelar, espectacular... y rentable tanto para quien la compite como para quien la organiza, pero ha perdido la esencia por la que un día se creó, dictaminar sobre el terreno de juego que campeón casero era el mejor de Europa.

PD: Desde que nació la Champions League, únicamente han disputado la final de la copa de las grandes orejas (ya no digo ganarla) clubs de 6 países: Francia (Olympique de Marsella, Mónaco), Italia (Milan, Juventus), Holanda (Ajax), Alemania (Borussia Dortmund, Bayern Munich, Bayer Leverkusen), Inglaterra (Manchester United, Liverpool), España (Real Madrid, Barcelona, Valencia) y Portugal (Oporto). ¿Dónde están los grandes finalistas belgas (Brujas), suecos (Malmöe), rumanos (Steaua), griegos (Panathinaikos), serbios (Partizan, Estrella Roja) o escoceses (Celtic)?

Foto1: el histórico Steaua de Bucarest de Belodedici, Lacatus y Piturca que en 1986 ganó la Copa de Europa ante el Barcelona.

Foto2: el Olympique de Marsella que en 1993 ganó la primera final de la Champions League denominada como tal. Sus abanderados fueron Barthez (con pelo), Angloma, Boli (anotó el único gol del partido), Desailly, Deschamps, Abedí Pelé, Boksic y Völler.